El Cristo yacente de Santa Clara de Palencia es una imagen articulada y tiene resortes móviles. Conocido desde el siglo XVI al XIX como
Santo Ecce Homo, a pesar de ser un Cristo yacente, conserva argollas y cadenas en la espalda utilizadas probablemente en la ceremonia del Descendimiento.

Es obra generalmente datada a finales del siglo XIV o principios del XV, realizada en madera y cuero, cuyo aspecto es semejante al
Santo Cristo de Burgos, aunque debe de ser algo posterior. Se encuentra expuesta al culto como yacente dentro de un sepulcro de madera y cristal. Con ella, aunque no exista constancia documental, siempre se ha afirmado que se escenificaba el Desenclavo. Tras su restauración en el año 2006, se ha descubierto que en el interior de su costado podía alojarse una vejiga, la cual llena de vino o cualquier líquido rojo serviría para simular la sangre vertida por Cristo tras sufrir la lanzada. En la espalda tiene una argolla de hierro, con la cual quedaría fijado a la cruz. Además, la imagen posee articulaciones recubiertas de cuero en el cuello, hombros, codos, muñecas, dedos, rodillas y tobillos, las cuales facilitarían su descendimiento desde la cruz y le permitirían adoptar diversas posturas. Quizá funcionó también en algún momento como Ecce Homo, lo que explicaría su denominación tradicional [1].

Su cronología es controvertida: Joaquín Yarza cree que no es una obra medieval, y Rafael Martínez piensa que su aspecto actual es fruto de una reforma del siglo XVI, o ya del Barroco. Sin embargo, sus similitudes con los cristos de Burgos, Ourense y Fisterra -los tres de la primera mitad del siglo XIV-, y sus articulaciones con charnelas de hierro forjado recubiertas de cuero, llevan a pensar en una fecha en dicha centuria, quizá hacia el final de la misma (cf. MARTÍNEZ MARTÍNEZ).

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[1] Cantado por Unamuno, y conocido también como el
Cristo yacente de la Buena Muerte, el poema de Unamuno de 1913 es el siguiente:

[...] Este Cristo, inmortal como la muerte,
no resucita; ¿para qué?,
no espera sino la muerte misma.
De su boca entreabierta,
negra como el misterio indescifrable, fluye
hacia la nada, a la que nunca llega,
disolvimiento.
Porque este Cristo de mi tierra es tierra.
Dormir, dormir, dormir..., es el descanso
de la fatiga eterna,
y del trabajo del vivir que mata
es la trágica siesta.
No la quietud de paz en el ensueño,
sino profunda inercia,
y cual doliente humanidá, en la sima
de sus entrañas negras,
en silencio montones de gusanos
le verbenean.
Cristo que, siendo polvo, al polvo ha vuelto;
Cristo que, pues que duerme, nada espera.
Del polvo pre-humano con que luego
nuestro Padre del cielo a Adán hiciera
se nos formó este Cristo tras-humano,
sin más cruz que la tierra;
del polvo eterno de antes de la vida
se hizo este Cristo, tierra
de después de la muerte;
porque este Cristo de mi tierra es tierra.
«¡No hay nada más eterno que la muerte;
»todo se acaba! —dice a nuestras penas—;
»no es ni sueño la vida;
»todo no es más que tierra;
»todo no es sino nada, nada, nada...
»y hedionda nada que al soñarla apesta!»
Es lo que dice el Cristo pesadilla;
porque este Cristo de mi tierra es tierra. [...]
Este Cristo cadáver,
que como tal no piensa,
libre está del dolor del pensamiento, [...]
Y las pobres franciscanas del convento
en que la Virgen Madre fue tornera
—la Virgen toda cielo y toda vida,
sin pasar por la muerte al cielo vuela—
cunan la muerte del terrible Cristo
que no despertará sobre la tierra,
porque él, el Cristo de mi tierra es sólo
tierra, tierra, tierra, tierra...
cuajarones de sangre que no fluye,
tierra, tierra, tierra, tierra...
¡Y tú, Cristo del cielo,
redímenos del Cristo de la tierra!.

Existe también una versión prosificada de 1922: http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12937958668077186310624/016572.pdf?incr=1

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REFERENCIAS:

ANDRÉS GONZÁLEZ, Patricia,
Los monasterios de Clarisas en la provincia de Palencia, Diputación Provincial, Palencia, 1997, p. 156.
GARCÍA de PASO REMÓN, Alfonso,
Arte y Dramaturgia del Descendimiento de la Cruz en España, Asociación para el Estudio de la Semana Santa, Estudios Monográficos nº 4, Zaragoza, 2019, p. cat. nº 265.
GÓMEZ PÉREZ, Enrique, “Reflexiones en torno al Santo Sepulcro en la provincia de Palencia”, en:
La Concordia, Cofradía del Santo Sepulcro, Palencia, 2007, pp. 29-35 (p. 31). Disponible: http://www.santosepulcro.net/media/files/file_610_3115.pdf.
GÓMEZ PÉREZ, Enrique, “El desenclavo en la diócesis de Palencia : paraliturgia y teatro”, en: La Semana Santa: antropología y religión en Latinoamérica (coord. José Luis Alonso Ponga, David Álvarez Cineira, María Pilar Panero García & Pablo Tirado Marro), Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2008, pp. 463-469 (pp. 466 ss). Disponible: https://www.holyweekeurope.com/wp-content/uploads/2020/05/el-desenclavo-en-la-di%C3%B3cesis-de-palencia_paraliturgia-y-teatro.pdf.
GÓMEZ PÉREZ, Enrique, "El enigmático
Ecce Homo de Santa Clara de Palencia", en: Actas del II Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades, Universidad Católica San Antonio, Murcia, 2018, pp. 503-513. Disponible: https://www.academia.edu/41403855.
GONZÁLEZ MONTAÑÉS, Julio I., “Articulated Statues of Christ and Ceremonies of the Descendimiento in the Western Kingdoms of the Iberian Peninsula (twelfth-sixteenth centuries)”, en: Chaguinian, Christophe (dir.): Good Friday Ceremonies with Articulated Figures in Medieval and Early Modern Europe, University of North Texas - Classiques Garnier, col. Rencontres nº 606, París, 2023, pp. 309-367 (p. 320).
MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Rafael, "Patrimonio", en:
Palencia : Paisaje. Patrimonio. Palabra, Edilesa, León 2002. p. 141.
MARTÍNEZ MARTÍNEZ, María José, “El Santo Cristo de Burgos y los Cristos dolorosos articulados”, en: Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Univ. de Valladolid, nº 69-70 (2003-2004), pp. 207-246. Disponible: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1404302.pdf.
YARZA LUACES, Joaquín, “Las Clarisas en Palencia”, en:
Jornadas sobre el arte de las órdenes religiosas en Palencia, Diputación Provincial de Palencia, Palencia 1990 (p. 167).