En la parroquia de
San Xoán dos Baños (Bande-OU) se hacía el Desenclavo en el siglo XIX y se conserva el Cristo articulado con el que se realizaba el Acto.

La función comenzó a hacerse hacia 1850 por iniciativa del párroco D. Manuel Belvís, dinamizador de la vida cultural y religiosa de la parroquia. D. Manuel instituyó el Viernes Santo la ceremonia del Desenclavo y la procesión del Santo Entierro y encargó un Cristo y una urna para hacerlo, además de mandar construir un espectacular Monumento de Semana Santa, de todo lo cual él mismo proporciona noticias en el
Memorial que redactó en 1859 cuando fue trasladado a la parroquia de Parderrubias:

"
En este mismo año se hizo un monumento o Santo Sepulcro nuevo para la Semana Santa con sus mantos que tienen 80 varas de lienzo pintados con varios pasos de la pasión. Se hizo para esto su escalera con pasamanos, tablado con sus caballetes, tenebrario y varias otras cosas para este objeto. Además se mandó hacer y pintar un crucifijo de cerca de cinco cuartas con brazos de torno y una cruz de 15 cuartas para el paso del descendimiento que se practica el Viernes Santo. Una caja con cristales para el entierro etcétera".

En el
Memorial de Belvís, publicado por Miguel Ángel González García [1], se incluye una relación de las fiestas y cultos que se hacían en la parroquia y un inventario de las imágenes y objetos de la iglesia, en el cual se mencionan: "una lanza para el paso del Descendimiento", "una toalla para el Santo Cristo cuando se pone en la urna", "una cortina de zaraza delante del Santo Cristo", "dos escaleras para el descendimiento y dos palos para la lanza y la esponja", un púlpito "que sirve para colocar sobre un confesionario para el sermón del descendimiento" y "dos confesionarios nuevos cerrados, el uno con ruedas para salir al atrio cuando hay el sermón del descendimiento".

El cura se encargaba personalmente del sermón y de la dirección del Acto que se hacía a las tres de la tarde en el atrio de la iglesia "
a que concurre mucha gente si el tiempo lo permite". En su Memorial, M. Belvís dice, refiriéndose a la Semana Santa, que "Mis dignos sucesores harán en esta parte lo que le dicte su celo y sus facultades", pero parece que las funciones no tuvieron continuidad. Del Monumento no queda nada y lo único que se conserva es el Cristo articulado de tres clavos con el que se hacía la ceremonia.

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[1] Archivo Histórico Diocesano de Ourense, sig. 5-2-15.

Debo el conocimiento de esta obra a la generosidad de D. Miguel Ángel González García.

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REFERENCIAS:

GONZÁLEZ GARCÍA, Miguel Ángel,
La parroquia de San Juan de Baños de Bande en el siglo XIX. Notas. La lápida de Alepius, Aportaciones para la historia del Obispado de Ourense, nº 55, Archivo Capitular de Ourense, Ourense, 2019 (esp. pp. 8-9 y fig. p. 32).