Como en el caso de Vigo, el comienzo de la celebración del Corpus en la villa de Bouzas debió de tener lugar en el siglo XVI, época en la que ambas poblaciones viven una etapa de crecimiento demográfico y desarrollo urbano y económico al socaire de las actividades portuarias y pesqueras. La primera referencia de las procesiones la tenemos en 1564, año en el que visitó la villa el obispo tudense Juan de San Millán al que le mostraron las andas en las que se sacaba el Corpus Christi. En el Libro de los autos, cuentas y cosas del Ayto de la villa de Bouzas (1599-1615) hay anotaciones que prueban la existencia de una cofradía de mareantes, puesta bajo la advocación de “Nuestra Señora del Rosario y del nombre de Jesús”, la cual encargó en 1600 una casulla blanca bordada en oro y un pendón de damasco azul para uso en las “procesiones de los días santos” que se celebraban en la villa “según es costumbre”. Aunque en este caso no se menciona expresamente el Corpus, las procesiones debían de ser efectivamente una costumbre ya que por esas fechas el obispo Terrones del Caño instituye una limosna para vestir con trajes nuevos a los hijos de los vecinos de la villa que asistiesen a la procesión del Corpus Christi.

 Pocos años más tarde (1605) encontramos una descripción bastante completa de las procesiones en la relación de los festejos que tuvieron lugar en la villa el martes 3 de mayo, día de la Santa Cruz, con motivo del nacimiento del príncipe Felipe (futuro Felipe IV), en el curso de los cuales recorrió las calles de la villa una procesión acompañada por gaiteros, en la que intervinieron los gremios que ejecutaron danzas de mazas, lanzas y arcos: “
ni más ni menos que las suelen hacer el dcho. día [de Corpus Christi]”. Al paso del cortejo se engalanaron las casas, la iglesia y las barcas de los pescadores, se limpiaron las calles, se disparó abundante mosquetería, ardieron decenas de barriles de alquitrán y se levantó un arco de madera en la plaza de la villa.

  El relato de 1605 nos da una idea clara del grado de espectacularidad que debieron de tener las procesiones de la villa a las que, según ordena el Sínodo tudense de 1627, estaban obligados a concurrir los curas y capellanes de las feligresías de Beade, Valladares, Matamá, Comesaña, Corujo, Navia, Alcabre y Coia. En ellas, como en otros muchos lugares, intervenían los gremios con sus danzas, que eran obligatorias como se encargan de recordar las 
Ordenanzas de la Cofradía de 1627
:
 “
Item. Ordenamos que el día de Corpus Christi de cada año, todas las personas que los mayordomos señalaren y nombraren de los dichos oficios y de cualquier oficio de la Tierra, siendo suficientes para danzar, los puedan compeler para que dancen el dicho día, y si no fueren a los ensayos (...) sean ejecutados en cada ensayo por una libra de cera para las obras de esta santa Cofradía”.

 Las anotaciones del 
Libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento informan de pagos a los gaiteros y otros músicos que acompañaban a la procesión (1631, 1680 y 1684), y de la participación de los vecinos que con vestuario adecuado representaban a los santos en el cortejo (en 1684 se anota un asiento por “una diadema que lleva el día del Corpus el que hace el papel de San Esteban”). La presencia de los gaiteros es una constante en todas las villas gallegas y el hecho de que se les contratase por varios años y en escritura validada por escribano público nos ha garantizado la conservación de su memoria en los archivos notariales hasta el siglo XVIII, época en la que los obispos de Tui prohibieron su participación en las "misas, funciones y procesiones", obligando a los párrocos a suspender las procesiones si los gaiteros tocaban:

“Item ordena y manda S. S. I. al abad de esta parroquia y más personas a quien toque, que no permita por ningún acontecimiento que en las misas funciones y procesiones de su Iglesia parroquial, capillas y santuarios de su distrito se toque gaita ni otro instrumento semejante, conforme S. S. I. lo tiene prevenido en su Carta circular expedida en el asunto, y en el caso de que alguna persona se entrometa a tocar al tiempo de andar la procesión, se suspenda en ella y se retire a la Iglesia, lo que observen dichos abades y curas bajo la misma pena de 50 ducados y con apercibimiento de lo más a que haya lugar” (Visita a la parroquia de S. Miguel de Bouzas, 1 de noviembre de 1729).
 
 En Bouzas está documentado el gaitero Juan Conde, vecino de San Martín de Vilaboa, que en marzo de 1631 se comprometió con Juan González Nandín, mayordomo de la Cofradía del Santísimo de la villa, para “
tocar en el día y la víspera del Corpus del presente año”, “con su instrumento de gaita y tamboril”, cobrando 34 reales y la comida. Hay también noticias desde 1643 de una Cofradía del Santísimo Sacramento en la parroquia de San Andrés de Comesaña que participaba en la procesión del Corpus de Bouzas y pagaba un gaitero, y en la villa está documentado en 1679 "Domingo González, gaitero de la calle de Santana". Ya en el siglo XVIII tenemos noticias de gaiteros contratados fijos por las cofradías; la de San Antonio, por ejemplo, tenía uno para tocar en todas las fiestas del año que en 1720 cobró 58 reales.

 Como probablemente sucedió en Vigo en los primeros tiempos, en Bouzas no había al principio custodia procesional, suplida por un cáliz sobredorado llevado en andas de madera guarnecidas por una “
cubierta carmesí que se pone en las andas el día del Corpus con ocho mangos que sirven de cubrir las mismas andas con su estrado de tafetán encarnado con su fleco de seda”. La custodia actual es del siglo XVIII (ca. 1730), obra americana seguramente de talleres bolivianos.

 En cuanto a las danzas, los documentos mencionan las de arcos, mazas, y lanzas o espadas, y la obligación de los cofrades de participar en las danzas, pena de multa de 4 libras de cera si se negaban y 1 si faltaban a los ensayos. Hay también algunos testimonios del siglo XIX que mencionan una danza de 
penlas, similar a las que tenemos documentadas en otros lugares de Galicia y pervive aún en Redondela. Los mismos documentos se refieren también a las danzas de personajes enmascarados del estilo de los céntulos de Pontevedra, el feno de Rivadavia y Allariz o los gamachiños de Betanzos:

    “
Antes de éstos (los danzantes gremiales) entra uno enmascarado, con una banda de lino colgada a las espaldas, vestido con alba, que siempre la sacan de la Iglesia, y descalzo, dando quites desentonados como de un bravo toro, puesto en medio de otros dos, también enmascarados, en figura, según su modo, de traer preso al otro, pues traen dos espadas sobre él y pegan los mismos pulos al aire en el que dicen “¡salta Clara!”, y después entran los primeros ya referidos con una que llaman “la penliña”, ésta vestida decentemente en figura de ángel”.
 

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REFERENCIAS:

Libro de los autos, cuentas y cosas del Ayto. de la villa de Bouzas (1599-1615), Archivo Municipal de Vigo (cf. Foto 1).

ESPINOSA RODRÍGUEZ, José, “La piedad de los gremios y la riqueza artística de nuestros templos”, en:
Anuario de Vigo, (1948-1949), s.p.. Disponible: http://biblioteca.galiciana.gal/gl/catalogo_imagenes/grupo.do?path=1406103&posicion=108&presentacion=pagina.
FERNÁNDEZ FANDIÑO, Justo,
Bouzas, historia de la villa, Consorcio de la Zona Franca de Vigo, Vigo, 1996, pp. 122 y 210-211.
GONZÁLEZ MONTAÑÉS, Julio I., "La fiesta del Corpus en Vigo en los siglos XVI y XVII", en:
Glaucopis. Boletín del Instituto de Estudios Vigueses, nº 10 (2004), pp. 119-129. Disponible: http://www.ievigueses.com/publicacion/items/glaucopis-boletin-do-instituto-de-estudios-vigueses-nro-10.html.
SANTOS REIRIZ, José,
Forja de una villa : Apuntes históricos de Bouzas desde 1665 : Invasión y quema de la Villa por los portugueses hasta 1778 : Concesión oficial del título de Villa por Carlos III, J. Santos, Bouzas, 1972, p. 40.

En internet:
La Fiesta del Corpus y el Teatro en Galicia (Julio I. González Montañés): https://teatroengalicia.juliomontanes.synology.me/corpus.htm

Foto 2: Custodia del Corpus de Bouzas (ca. 1730).