En el caso de Compostela, la tradición popular, y una copla de fecha indeterminada documentada desde el siglo XIX, suponen al arzobispo Don Suero Gómez de Toledo y al deán de la catedral, Pedro Álvarez, asesinados en la Rúa da Balconada por orden de Fernán Pérez de Deza Churruchao y el rey Pedro I durante la procesión del Corpus de 1366, pero todas las fuentes históricas coinciden en que el asesinato tuvo lugar el 29 de junio, cuando el Corpus de ese año cayó en el día 4. Sabemos también que la casa de la Balconada, que más tarde daría nombre a la calle, no existía como tal en el siglo XIV, por lo cual no es posible utilizar esa tradición como prueba de la existencia de la procesión del Corpus en Compostela en 1366. La copla en cuestión dice:

.........................................................Pretiño da rúa Nova,
........................................................
na rúa da Balconada,
.......................................................mataron un arcebispo
.......................................................por celos dunha madama.

Sin embargo, la existencia de procesiones del Corpus está documentada de manera fehaciente en Compostela desde 1326 en un documento que prueba que en esos momentos comienza el proceso de espectacularización de la fiesta que culminará en el siglo XVI. El documento en cuestión, un acuerdo del cabildo catedralicio con el arzobispo D. Berenguel de Landoire, indica que el Sacramento sería llevado en la procesión por el propio arzobispo o el cardenal hebdomadario -aún no había custodia-, y se acuerda en él dotar la fiesta del
Corpore Christi con 200 maravedíes que debían de permitir celebrarla con la misma solemnidad y aparato, o mayor si se pudiera, que las demás fiestas principales del año [“et solemnius si fieri possit” dice el documento, cf. Rey Lemos, pp. 55-56].

Es posible que las procesiones compostelanas fueran en ese momento estrictamente litúrgicas y quizá se hacían dentro de la catedral, pero el deseo de solemnizar la fiesta debió de convertirlas pronto en espectáculo urbano extendiendo su celebración a otras ciudades gallegas. En la centuria siguiente sabemos que la procesión compostelana salía de la catedral y hacía una parada en la Plaza de la Quintana, según consta en un documento de 1467 en el que María Álvarez de Sotomayor dona al tesoro catedralicio un rico paramento bordado con la condición de que no fuese vendido ni se prestase para ninguna fiesta: “
saluo se fose para cuando se posese o corpus domini eno monimento ou ena quintán en dia de corpus xristi”.

Aunque su celebración sea anterior, sólo conocemos con precisión la ordenación de la procesión del Corpus en Compostela desde la segunda mitad del XVI gracias a una disposición del Consistorio de 1565 publicada por Pérez Costanti y a la descripción del recibimiento que se hizo en 1570 al arzobispo D. Cristóbal Fernández de Valtodano, ocasión en la que los gremios de Santiago salieron en procesión corporativa con las danzas, carrozas y entremeses que habitualmente llevaban en el Corpus:

   “... 
La confradía de los plateros desta cibdad con su danza de una docena de xitanas muy bien compuestas y adrezadas...... la confradia de los xastres... con su danza de espadas según que la suelen llebar en la procesión de Corpus Xpe,...la confradia de los carniceros... con una invincion en que aya un rey indio negro con diez o doce indios que lo acompañen, todo bien compuesto....la confradia de los tecelanes... con su danza de veinte mozas con sus panderetas y adufes muy bien compuestas....las confradias de los azabacheros y correheros con la historia de Señor Santiago a caballo como cuando fue lo del Rey ramiro y dos cabalynos y salvajes, cada cosa por su horden y bien compuesto....la confradia de los herreros con cuarenta o cincuenta arcabuceros con sus flascos e polvera todo puesto por su orden y muy bien adrezados....la confradia de los pedreros y carpinteros con su danza de veinte y cuatro mujeres muy bien compuestas al modo de Portogal....los armeros y barberos con su danza de una docena de salvajes y un par de pelas (penlas) al vso de la procesión de Pontevedra de dia de Corpus Xpi....la confradia de los çapateros con su oficio de la coca según la suelen llevar en la procesión de Corpus Xpi. con la historia de San Jorje a caballo cuando fue lo del dragon e de la doncella con veinte e cuatro gitanos”.

En documentos posteriores consta que los sastres hacían una Danza de Espadas con 12 participantes a los que se recompensaba con una comida en casa del mayordomo, a costa de la cofradía (cf. Buján Rodríguez, p. 14). Otros gremios, como el de los pasteleros, no desfilaban en la procesión pero se encargaban de decorar el recorrido urbano de la misma como sucedió en 1596 cuando embellecieron con enramados y flores la fuente de la plaza del Campo y armaron un castillo de papel con cohetes que estallaron al paso del Sacramento. Esta costumbre de engalanar con flores y plantas aromáticas como la espadaña y el 
fiuncho, las calles por las que pasaba la procesión está en el origen de las alfombras florales artísticas que desde mediados del XIX, y con gran éxito hasta nuestros días, se confeccionan para el paso del Santísimo en numerosas villas gallegas (Ponteareas, Lugo, Palmeira, Ares, Bueu, Chantada, Melide…).

En el siglo XVI se encargó la monumental custodia de asiento de plata sobredorada, realizada por Antonio de Arfe entre 1539 y 1573 (cf. Foto 1), y la estructura o paso que la sustenta durante la procesión del Corpus, subida en un carro como en la actualidad.

  Era también de rigor que las festividades del Corpus incluyeran 
corridas de toros y representaciones de Autos y Comedias a cargo generalmente de compañías profesionales castellanas. Las disposiciones del Concilio de la provincia de Compostela reunido en Salamanca en 1565, muy críticas con las representaciones teatrales fuesen éstas sacras o profanas, permiten, sin embargo, todo cuanto contribuya a la exaltación del Sacramento: música, adornos, decorados urbanos y teatro, si bien se prescribe que el cortejo sólo habría de detenerse una vez “para los Autos o representaciones”.

  No se conservan los textos de esos 
Autos pero conocemos algunos títulos y los nombres de numerosos autores teatrales que representaron sus obras en el Corpus compostelano: Francisco de Conte (1565), el ya citado Antonio de Mondragón, Alonso de Torres (1592), el compostelano Pedro de Escobar (1594-97) y, ya en el siglo XVII, Juan Hurtado (1605), Juan de Vargas (1615), Pedro de Callenueva (1620) y Lorenzo Ríos (1627) entre otros muchos.

  La actividad dramática relacionada con el Corpus no finalizaba en Compostela el día de la celebración sino que se extendía a otras festividades cercanas. La cofradía del Rosario organizaba en la infraoctava del Corpus (la semana siguiente) nuevas representaciones de 
Autos en la Puerta del Camino, a cargo generalmente de las mismas compañías que habían actuado la semana anterior, y una espectacular cabalgata que llegaba “hasta la huerta de Santo Domingo” encabezada a pie por la Muerte y el Trabajo divino e integrada por la Justicia, la Fortaleza, la Prudencia y la Humildad sobre caballos ricamente enjaezados, acompañadas estas virtudes algunos años por la Sibila, la Honra, y otros personajes como Diógenes, sabios y capitanes, todos con vestuario apropiado que incluía “tocados, máscaras y plumaje” así como “joyas y aderezos de seda”. En la octava del Corpus tenía lugar en la catedral la fiesta de los tapices, con solemne procesión, villancicos y exhibición de reliquias en el claustro de la Catedral que se engalanaba con tapicerías, y lo mismo se hacía en el templo y el claustro del monasterio de San Martín Pinario a finales del siglo XVI según el cardenal Jerónimo del Hoyo.

  En las procesiones era frecuente la presencia de los gigantones procesionales de la catedral (cf.
FICHA: https://juliomontanes.synology.me/bases/xigantes/index.php?-table=xigantes&-action=browse&Registro==54), los cuales salen en la actualidad en las fiestas del Apóstol pero cuyo origen se encuentra en el Corpus, en el cual salían al menos desde. en 1660, año en el que constan en las Actas capitulares y en el Libro II de Fábrica de la catedral compostelana pagos al escultor Mateo de Prado por los moldes que había hecho “para los ocho gigantes del Corpus”.

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REFERENCIAS:

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BARREIRO MALLON, Baudilio, "Los gremios compostelanos. Algunos datos y reflexiones", en:
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BUJÁN RODRÍGUEZ, Mª Mercedes, “Las Cofradías en el Monasterio de San Payo”, en:
Nalgures, Tomo IV (2007), pp. 9-35. Disponible: https://www.estudioshistoricos.com/wp-content/uploads/2014/10/nalgures4.pdf.
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LÓPEZ FERREIRO, Antonio, “El Corpus en Compostela”, en: El Lucense. Número extraordinario con motivo del II Congreso Eucarístico celebrado en Lugo, (29/08/1896), 16 pp.
PÉREZ COSTANTI, Pablo,
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REY LEMOS, Plácido-Ángel (Fray),
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VILARDEFRANCOS CALÉ, Luis, “Del tiempo viejo : El Corpus Christi y su octava”, en:
Gaceta de Galicia, Santiago, (22/06/1911), p. 1.

En internet:
La Fiesta del Corpus y el Teatro en Galicia (Julio I. González Montañés): https://teatroengalicia.juliomontanes.synology.me/corpus.htm