Productor de estiercol en un manuscrito iluminado de la
Historia Plantarum o Tacuinum Sanitatis de la Biblioteca Casanatense de Roma (finales del siglo XIV). Se relaciona con los Hortus Sanitatis, guías de plantas medicinales muy populares a finales de la Edad Media (la más famosa fue probablemente el Hortus Sanitatis de Juan da Cuba, véase la versión impresa de Jacob Meydenbach -Mainz, 1491- en nuestra Foto 2 y https://wellcomecollection.org/works/wj9p3hkq).

La importancia en la agricultura antigua del estiércol humano como abono para las plantas, de la cual nos informa pormenorizadamente Plinio el Viejo (
Historia Natural, cap XVIII)[1], explica que los escritores romanos tardíos pusieran al dios Saturno como cognomen el apelativo Sterculeo, por haber sido supuestamente el dios que con sus defecaciones hizo fértil a la tierra, tal y como indica Macrobius en su Saturnalia 1.7.25: "Hunc Romani etiam Sterculium vocant, quod primus stercore fecunditatem agris comparaverit" (=Así mismo, los romanos le llamaban Sterculius por ser el primero que había fertilizado los campos con su estiércol).

La misma idea la recoge Erasmo en sus 'Adagia' 3.7.1.499–503: "
Quonquam homines quoque non tam res off endit quam opinio; nam priscis illis mortalibus res ipsa non perinde atque nobis visa est abominanda, quam auspicatissimo vocabulo laetamen appellarunt. Nec dubitarunt Saturno deo Sterculei cognomen addere, nimirum honoris causa, siquidem Macrobio credimus".

La materia fecal se asocia con la fecundidad y la fuerza vital, y todavía Goethe nos aconseja así: "
abona el campo que te nutrirá con tu propio estiércol; y así llegarás, créeme, en plena juventud hasta los ochenta años".

En el mundo civilizado actual, cultura de las alcantarillas y el saneamiento, las excreciones humanas son un residuo que hay que eliminar y depurar, pagando por ello. Sin embargo, a lo largo de la historia el estiércol humano fue una fuente de riqueza y su uso permitió aumentar la producción agrícola y la población mundial (al respecto véase WERNER, Florian,
La materia oscura. Historia cultural de la mierda, Tusquets, Barcelona, 2013, pp. 152-158.

Un paralelo muy claro en nuestra FICHA nº 395: https://juliomontanes.synology.me/bases/defecantes/?-table=defecantes&-action=browse&-cursor=394.

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[1] Plinio insiste en la opinión según la cual las excreciones humanas son un abono mejor que las de los animales, pensamiento común a otros muchos autores romanos como Columela (
De Re Rustica), añadiendo éste que sus propiedades mejoran con el tiempo, de modo que se creía mejor el abono humano almacenado tres o cuatro años. Por otra parte, el uso curativo de heces y orinas está documentado en Roma y en otras muchas culturas, y la defecación regular era considerada un síntoma de buena salud: CACATIO MATUTINA TANQUAM MEDICINA.

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REFERENCIAS:

LÓPEZ-RÍOS FERNÁNDEZ, Fernando, Arte y medicina en las misericordias de los coros españoles, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1991, p. 106.

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