Según las descripciones de los visitadores arzobispales de 1604 y 1609, en la procesión del Corpus de Betanzos, a principios del siglo XVII los participantes hacían una representación del martirio de San Sebastian y salían en la procesión, la Coca, niñas enjoyadas, el
gamachiño (diablo) y personificaciones con máscaras de Cristo y los Apóstoles (véase FICHA nº 89: http://teatroengalicia.es/bases/representaciones/?-table=representaciones&-action=browse&-cursor=0&Numero==89). Los visitadores prohibieron, pena de excomunión, tales antiguallas, y el de 1609 (Jerónimo del Hoyo) mandó que los gastos que las cofradías gremiales hacían en tales representaciones los invirtiesen en hacer cada año un Auto sacramental, alternándose cada año las cofradías de San Pedro, San Sebastián y San Jorge:

"...
todo lo que gastaren en los dhos Autos se les tomará en quenta, y lo cumplan los dhos cofrades cada uno el año que le tocare, so pena de excomunión mayor y de ocho ducados a cada mayordomo y diez a cada cofrade que no cumpliere lo susodicho. Y exortaba y exorto al Corregidor desta ciudad que se lo hagan cumplir".

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[1] Las prohibiciones tuvieron, al parecer, escaso éxito ya que se reiteran y hay pruebas documentales de la existencia de buena parte de las
antiguallas mencionadas a lo largo de todo el siglo XVII.

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REFERENCIAS:

PÉREZ COSTANTI, Pablo, “Notas retrospectivas galicianas : La fiesta del Corpus en Betanzos”, en:
Almanaque Gallego para 1924, pp. 46-51 (p. 48).
PÉREZ COSTANTI, Pablo,
Notas viejas Galicianas, Imprenta de los Sindicatos Católicos, Vigo, 1925-27 (3 vols.), vol. II, p. 114.
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