En el contexto de las festividades litúrgicas de Navidad se celebraron en numerosos lugares de Europa fiestas estudiantiles como la
Fiesta de los Locos, la del Obispillo y la Fiesta del asno. Con distintas denominaciones en cada zona [1], y con variantes locales en el ceremonial, la fiesta consistía básicamente en la rebelión de los subdiáconos (en las Fiestas de Locos) o de los niños de coro (en el Obispillo), que por uno o más días invertían las jerarquías y se hacían con el control de los servicios litúrgicos.

Expulsaban a los canónigos de sus sitiales y se instalaban en los mejores puestos del coro; revestidos con capas pluviales y vestiduras sacerdotales decían ellos la misa, pronunciaban sermones burlescos, dirigían el coro, parodiaban la liturgia quemando suelas de zapato y excrementos en lugar de incienso, se paseaban en burro por la iglesia y las calles de la villa demandando bebida y terminaban con una gran comida en la que el vino corría abundantemente. En muchos lugares se elegía un
Obispillo, un escolar que el día de San Nicolás era investido como obispo gozando de total autoridad y siendo incluso servido por el obispo verdadero y los miembros del cabildo. Magnífico ejemplo de la importancia que el factor lúdico tenía en la vida medieval, los obispillos y fiestas de locos son probablemente una cristianización de costumbres del mundo romano como las saturnalia que tenían lugar también en el mes de diciembre y en las cuales se invertía del mismo modo el orden social y el pueblo daba rienda suelta a sus instintos. El obispo de Auxerre responde, hacia 1220, sobre el significado de la fiesta:

Se me pregunta por qué en este día se hace la Fiesta de los Locos: Antes de la venida del Señor, se celebraban las fiestas llamadas Calendas, que la Iglesia quiere abolir por ser contrarias a la fe; pero como no las puede extirpar completamente, permite y celebra esta fiesta para que la otra caiga en desuso”.

Las fiestas han atraído la atención de los historiadores del teatro ya que cumplen las condiciones esenciales para considerarlas representaciones dramáticas, puesto que en ellas hay historia, acción e
impersonation. En muchos casos, además, en el curso de los festejos se ponían en escena comedias y se utilizaban máscaras y los mismos recursos de la escenografía vertical que se usaban en el teatro religioso y cortesano. En Toledo, por ejemplo, se empleaba un artefacto volador (nube) en el que unos ángeles descendían desde las bóvedas de la Catedral para coronar al Obispillo que estaba arrodillado en un escenario levantado en el coro. Así describe la escena Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611): “... un infante de coro que, con solemnidad, colocándole en medio de la yglesia en un cadahalso, baxaua de lo alto de las bouedas una nuve y parando en medio del camino se abría. Quedaban unos que traian la mitra y baxaban hasta ponersela en cabeça, subiendo luego por la misma orden que avian venido”.

De la teatralidad de estas prácticas da buena prueba el hecho de que aparezcan siempre enlazadas con la actividad dramática navideña y es probable que a ellas se refieran muchas de las condenas sinodales y conciliares. Para Richard Donovan, sin embargo, no llegan a ser “
a genuine dramatic piece” por lo que no juzga necesario abordar su estudio en profundidad en su libro sobre el drama litúrgico peninsular. Aunque cuentan con paralelos en oriente, en la iglesia occidental su origen está, al parecer, al igual que el de los tropos, en el monasterio suizo de St. Gall. Su zona de máxima expansión parece ser la Francia del norte, Flandes y sur de Alemania pero hay casos por toda Europa y tuvo gran difusión en la Península Ibérica.

Ya en la consueta antigua de Vic (s. XIII) se estipula que en la fiesta de los inocentes “
faciant pueri totum mysterium” y las consuetas de Gerona (1360), de San Felix y de Urgell (s. XV) amplían sus atribuciones, muy precisa y extensa la gerundense. Similares indicaciones dan para la fiesta de San Nicolás las consuetas de Vic, Barcelona y Palma de Mallorca. Tenemos también noticias de Obispillos en Oviedo, León, y Huesca, donde se elegía además a otro muchacho que representaba a Herodes, quizá porque tenía lugar alguna representación con el drama de los inocentes –hay casos en Francia–. En Lérida se le denomina Episcopus scholarium y se celebraba in secundis vesp. S. Johannis Evangelistae, después del canto del Magnificat, uno de cuyos versículos (Deposuit potentes de sede et exaltavit humiles) resume el sentido de la celebración.

Testimonio de la vitalidad de la fiesta son las persistentes condenas eclesiásticas. La prohibición del Concilio de Aranda (1473) de “
sermones ilícitos” ("turpia carmina et derisorii sermones") podría ser una referencia a los sermones burlescos de los obispillos. Prohibiciones concretas son las de Mallorca en 1543 y las de Tarragona y Toledo en 1566 en las que se condena “aquella fingida y pueril elección de un obispo que suele hacerse con infame abuso en ciertas solemnidades del año”. Las condenas son también frecuentes en otras zonas de Europa aunque conviven con las ordenanzas regulatorias: en Le Mans, en 1420, el cabildo pide al abad de La Cuture que se disculpe públicamente por haberse negado a recibir al obispillo. Pocos años más tarde, es la abadesa de Notre-Dame-du-Pré la que tiene que excusarse por su negativa a ofrecer vino al cortejo de los locos y el abad de Beaulieu el que se ve forzado a reconocer que dar de beber al cortejo es una obligación establecida por la tradición. Tradición arraigada que explica por qué, a pesar de las condenas, estos festejos han perdurado en muchos lugares hasta la época contemporánea. En el siglo XIX aun pervivía la costumbre en toda la zona pirenaica y todavía se mantiene, o lo hizo hasta hace pocos años, en Zegama, Agurain, Legazpia, Salvatierra y otras localidades vascas, en Garinoain (Navarra), en Osuna (Sevilla), en Montserrat (el Bisbetó) y en Lluc (Sermó de la Calenda), y se ha recuperado en otros como en Burgos, Palencia o Murcia.

En Galicia no tenemos noticias directas de la época medieval pero la referencia portuguesa del Sínodo de Oporto de 1477: “
nem façam jogos no coro na igreja”, parece referirse al obispillo, y otros indicios apuntan a que la costumbre debió de ser practicada en nuestras iglesias y pervivir hasta fechas tardías, ya que en las Constituciones Synodales del Obispado de Lugo de 1669 se condena la práctica, viva todavía en el siglo XVII en las tierras del obispado:

De algunas parte de este Obispado y lugares se tienen noticias, que en días señalados del año, suelen hacerse en fiestas principales Obispillos y otros juguetes semejantes e invenciones ridículas, y con ocasión y color de tales juegos, representaciones, personajes y figuras impertinentes, causando risa así por el día, como por la noche en otras mogigangas, vsando para ello de vestiduras sagradas (...) que ninguna persona (...) pueda vsar, en tal fiesta de Obispillo de vestidura ninguna sagrada, como Mitras, roquetes, alvas, manteles, ni se vista de semejantes apariencias ni vse de bendiciones” (Lib. III, Título XVI, Const. IV).

No es tan clara la referencia de las
Constituciones Sinodales de Mondoñedo del Obispo D. Isidro Caja de La Xara (1586) pero su prohibición de que “se digan gracias, ni burlas, ni se hagan sermones fingidos, o representados” y “se hagan representaciones de sermones, como se solían hacer en algunas fiestas...” parece aludir al Obispillo o a representaciones semejantes, lo mismo que cuando prohíbe que “saquen ningún clérigo, fraile ni monja fingida, ni sus vestidos y hábitos, ni capas, casullas, ni dalmáticas de las Iglesias”. Hay algunas otras noticias posteriore sobre el obispillo mindoniense y sabemos que todavía en los años 30 del siglo XX se elegía un obispillo de Inocentes y un secretario que lo acompañaba.

Tenemos noticias de la fiesta en Betanzos a cargo de los alumnos de la Cátedra de Latinidad fundada en 1614 por el rector de Obre, D. Juan Fernández Pereira. Las Constituciones de la cátedra de latinidad de Betanzos de 1712 testimonian la pervivencia del festejo y hablan de algunos excesos (
Const. nº 18 y 19):

"
Item porque le consta que los estudiantes suelen nombrar un obispillo para el día de San Nicolás de Vari y solemnizar su día con missa y sermón a que concurre lo más granado de aquella ciudad, (...) hordena y manda a los que lo fueren que en reconocimiento precisso que deben cofessar al venerable fundador por la piadosa fundación de la cáthedra y a sus subcesores Patronos en su nombre, salga acompañado del obispillo y sus cardenales a combidarlo en su casa estando en la ciudad. Y le acompañe aquel día hasta la Iglesia y le pongan un lugar decente para que asista a la fiesta del sermón y a la missa. Y que habiendo en ello algún discuido pueda multarlo el Patrono.

Item porque le consta con evidencia que la víspera y el día de dicho San Nicolás algunos de los estudiantes se visten y disfrazan con mascarillas y como rogueros que vulgarmente llaman, suelen con violencia quitar a las mugeres las ruecas para precisarlas a que no hilen en aquellos dos días, y que a la sombra de estos estudiantes disfrazados se disfrazan otros vecinos con el motivo de vengar algunas injurias y agravios cubiertos de mascarillas de que se siguen que se efectúan muchas y muy escandalosas insolencias. Por tanto, para atajarlas, hordena y manda que dicho cathedrático prohiba semejantes disfraces de rogueros a sus discípulos comminándoles con gravísimas penas hasta la de la expulsión de la cáthedra y de dar parte a la Justicia...
" (véase DOMÍNGUEZ GARCÍA (2013, p. 167).

Sabemos que la fiesta se celebró también en la iglesia de San Nicolás de A Coruña, donde hasta 1730 los estudiantes de gramática de la localidad elegían un obispillo que entraba en la iglesia acompañado de un grupo de escolares “
disfrazados y cubierta la cara”, lo que llevó al arzobispo D. José de Santibáñez a prohibirlo porque “de esta acción se sigue que (...) ejecutan acciones menos decentes”. Se mantuvo sin embargo “el estilo de que se vista el niño de obispo por estar asegurado, no es motivo este del menor inconveniente y embarazo” [2]. Desconozco hasta cuando siguió eligiéndose el obispillo coruñés (en 1737 lo menciona expresamente como todavía existente el Diccionario de la Real Academia), pero consta que hasta la década de 1960 pervivió en las catedrales de Ourense y Lugo [3] la costumbre de permitir a un seise o monaguillo dirigir el coro y los rezos el día de los Santos Inocentes, eso sí, como en la mayoría de los casos actuales, sin la juerga medieval que solo se mantiene, parcialmente, en algunos lugares, especialmente en el País Vasco.

De Lugo tenemos noticias de su pervivencia en fechas similares a las de A Coruña por el pleito interpuesto en 1732 por el obispo de Lugo contra Don Melchor y Don Pedro de Camba a causa de los excesos cometidos por un criado suyo vistiendo ropa burlesca de obispo. Es probable, así mismo, que los estudiantes de la Universidad de Santiago hiciesen fiestas semejantes, aunque su existencia no consta con seguridad. Sí la de una cofradía de San Nicolás, que tenía entre sus funciones ocuparse de los entierros de los cofrades que falleciesen y “
celebrar la fiesta”, festividad que no sabemos exactamente en qué consistía. Podría tratarse de un obispillo, ya que, entre las novatadas a las que se sometía a los alumnos recién llegados a la Universidad compostelana, se incluía un “bautizo” por parte de un cocinero del Colegio que, ataviado con vestiduras pontificales, seguía un ritual sacrílego “que no permitirían nombrar el pudor y el respeto”.

Frente a algunas interpretaciones que consideran estos festejos como síntoma de la rebeldía de las clases más desfavorecidas contra la iglesia y el poder nobiliario, como hemos visto todas estas celebraciones del desorden y de la inversión de jerarquías, nacieron y se desarrollaron en círculos eclesiásticos. La Iglesia pues apoyó y financió estos festejos –al menos un sector de ella, el de los canónigos de colegiatas y catedrales–, probablemente como una astuta medida para adelantarse a las críticas, canalizándolas y reglamentándolas. Hay además una intención doctrinal ya que la costumbre no es, en el fondo, más que la realización del mensaje bíblico del relato de las bodas de Caná: “
Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado” y del sermón de la Montaña: “los últimos serán los primeros”.

No hay que olvidar, por otra parte, que el desorden ritualizado no corrompe el orden social sino que, muy al contrario, contribuye a consolidarlo como argumentó atinadamente el claustro de la Facultad de Teología de la Universidad de París, frente a las pretensiones del rector, Jean Gerson, cuando éste pretendía, hacia 1400, suprimir y condenar la
Fiesta del Asno:

«
Nuestros eminentes ancestros han permitido esta fiesta. ¿Por qué se nos ha de prohibir ahora? Los toneles de vino estallan si no les sacamos los tapones de vez en cuando para orearlos. Así también nosotros, viejos barriles que el vino de la sabiduría nos haría estallar si lo conservásemos exclusivamente para el servicio de Dios. De esta manera, durante diversos días al año, lo ventilamos, nos abandonamos –para divertirnos según la tradición– a los placeres más exuberantes y a la locura, que es nuestra segunda naturaleza y parece ser innata en nosotros; Y así, después volvemos con mayor entusiasmo a nuestros estudios y al ejercicio de la santa religión».

Obispillos, fiestas de locos o fiestas del asno hay que entenderlos pues, no como una desviación sino como un ritual cristiano perfectamente coherente con los usos de la época, una exaltación de la inocencia, un medio de reflexión sobre los vicios y una llamada a la humildad. Que la iglesia, al menos parte de ella, apoyaba y financiaba estas fiestas era de domino público por lo que no puede extrañar que Jean Gerson nos cuente escandalizado como había encontrado en Auxerre a un hombre “
que afirmaba que la fiesta de los locos con la cual se celebraba la entrada del invierno en las iglesias y conventos era tan santa como la fiesta de la Concepción de María”, argumento que trae a la memoria el testimonio gallego de Neira de Cancela que en la primera mitad del siglo XIX había oído con asombro a un paisano de Redondela lamentarse de que “por mor d’a santa Coca perdín o raio da misa”.

Lo que puede haber sucedido es que con el tiempo estos festejos dieran lugar a excesos y desviaciones, o, con mayor probabilidad, que la nueva mentalidad contrarreformista en boga en un influyente sector de la iglesia dejara de percibir la utilidad de la fiesta. La misma Universidad de París que se había opuesto firmemente a los intentos de prohibición de 1400 y 1450, afirma en 1544 que “
la fiesta de los subdiáconos o de los locos, era un resto de paganismo, una corrupción abominable y perniciosa que tendía a un visible desprecio de Dios” y que quienes la practicaban “tenían una fe sospechosa y debían ser tratados como herejes”. Triunfa así una tendencia siempre existente en el seno de la Iglesia que se quejaba no solo de la falta de respeto e irreverencia de estos festejos, sino que era consciente de que la penetración del folklore pagano en los rituales cristianos podía llevar dentro la semilla de una futura subversión del orden social y religioso.

____________________________

[1]
Festum u Officia stultorum, fatuorum, follorum, lusorum, Asinaria festa, Festum baculi, Episcopus puerorum o innocentium, Obispillo, Obispo de inocentes, Obispete, Bisbetó, Bispo-menino, Boy bishop, Rei Pàxero / Pàxaro, Rei Moixó / Moxo, Rei de la Fava...

[2] El
Diccionario de Autoridades de la RAE (vol. V, 1737, p. 3) se refiere en concreto al obispillo coruñés como una pervivencia “aunque se dice se quitó totalmente, aún se conserva en La Coruña y otras ciudades, como también en algunas Universidades y Colegios”. Sabemos también que entre los estudiantes de la Universidad de Santiago existió una cofradía de San Nicolás que tenía entre sus funciones ocuparse de los entierros de los cofrades que falleciesen y “celebrar la fiesta” aunque no se sabe en qué consistía la celebración que podría ser un obispillo ya que entre las novatadas a las que se sometía a los alumnos recién llegados a la Universidad compostelana se incluía un “bautizo” por parte de un cocinero del Colegio que ataviado con vestiduras pontificales seguía un ritual sacrílego “que no permitirían nombrar el pudor y el respeto”. Similares a los obispillos eran las elecciones de un emperador del colegio que se hacían con diálogos y escenografía teatrales en los colegios jesuitas (véase FICHA nº 309: http://teatroengalicia.es/bases/representaciones/?-table=representaciones&-action=browse&-cursor=0&Numero==309). Tenemos también noticias de que en las cátedras de gramática y latinidad gallegas de los siglos XVI-XVIII el día de San Nicolás (6 de diciembre) era dies festus celebratur.

[3] Sobre su pervivencia en Ourense y Lugo véase RISCO (1994[1962]), vol. 3, p. 543 y TABOADA CHIVITE (1965), p. 129. Al respecto de Lugo, es interesante constatar que en el siglo XVIII pervivía la fiesta con toda la carga satírica medieval como lo prueba el pleito interpuesto en 1732 por el obispo lucense contra Don Melchor y Don Pedro de Camba por los excesos cometidos por un criado suyo vistiendo de ropa burlesca de obispo (
Archivo Histórico Nacional, CONSEJOS, 26772, Exp. 3). También en Portugal está documentado el Bispo-menino, aunque en este caso como una costumbre derivada de la liturgia inglesa de Salisbury introducida en la Capilla Real portuguesa por los reyes de la casa de Lancaster. Se celebraba este obispillo el 28 de diciembre con participación de la reina y del infante santo D. Fernando, según relatan Fernão Lopes y Frei João Álvares en sus crónicas (véase REBELLO (1984), p. 40 quien recuerda que todavía hoy en algunas zonas de la provincia de Tras-os-Montes subsiste, laicizada, la “Festa dos rapazes” que se realiza el día de los inocentes en forma de representación parateatral con danzantes enmascarados, por ejemplo en las localidades de Sacoias y Rio de Onor en el distrito de Bragança). Las Festas dos Rapazes o Festas de Santo Estêvão, fueron merecedoras de las condenas de las autoridades eclesiásticas de la zona, por ejemplo la de D. Frei João da Cruz, que las prohibe por componerse de “pandorcas, danças, algazarras e tumultos ocasionados pela eleição de um rei e outras mais dignidades que nelas elegem, por cuja ocasião tem havido mortes e pendências pelos excessos de comer e beber que nos ditos dias se fazem”.

____________________________
REFERENCIAS:

Constituciones Sinodales del Obispado de Lugo compiladas hechas y promulgadas por el Ilustrísimo Sr. D. Matías de Moratinos Santos obispo y señor de Lugo... (Sínodo 1669), Imprenta de Joseph Fernández Buendía, Madrid, 1675, Lib. III, Título XVI, Const. IV. Disponible: https://minerva.usc.es/xmlui/handle/10347/8085
Constituciones Synodales del Obispado de Mondoñedo... Van al principio las que se hallaron de D. Isidro Caja de La Xara [1586]..., Juan Sánchez, Madrid, 1618, Tit. IX, cap. III y Tit. XIV cap. I. Disponible: https://minerva.usc.es/xmlui/handle/10347/8344
Constituciones de la cátedra de latinidad de Betanzos de 1712 (Const. nº 18 y 19). Archivo Municipal de Betanzos, Fondo Vales Villamarín, caja 38-5.

CARRÉ ALDAO, Eugenio, “Provincia de La Coruña”, en:
Geografía General del Reino de Galicia dirigida por E. Carreras Candí, Alberto Martín, Barcelona, 1930 (hay facsímil de Ediciones Gallegas, A Coruña, 1980), pp. 542-43.
DOMÍNGUEZ GARCÍA, José Manuel, “Las constituciones de 1712 de la Cátedra de Latinidad de Betanzos”, en:
Anuario Brigantino, nº 36 (2013), pp. 157-168. Disponible: http://anuariobrigantino.betanzos.net/AB2013PDF/157_168_constituciones_1712_catedra_latinidad_betanzos_dominguez_Anuario_Brigantino_2013.pdf.
MURGUÍA, Manuel "Curiosidades : Fiestas populares", en: Boletín da Real Academia Galega, nº 19 (1908), p. 144. Disponible: https://academia.gal/boletins-web/paxinas.do?id=1985
RISCO, Vicente, Obras Completas (Ed. Carlos Casares), Galaxia-Xunta de Galicia, Vigo, 1994 (7 vols.), vol. III, p. 543.
SANJURJO y PARDO, Ramón,
Los Obispos de Mondoñedo, Imp. de Soto Freire, Lugo, 1854, 2 vols., vol. I, pp. 77 ss. Disponible: http://www.galiciana.bibliotecadegalicia.xunta.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1001695
TABOADA CHIVITE, Jesús, "La Navidad gallega y su ritualidad", en:
Actas do Congreso Internacional de Etnografía promovido pela câmara municipal de Santo Tirso (10-18 de Julho de 1963), Junta de Investigaçoes do Ultramar, Lisboa, 1965, pp. 128-29.

Sobre las fiestas del obispillo véase:
ALONSO ASENJO, Julio, “Nota: La reviviscencia del obispillo”, en:
TeatrEsco, 4 (2011), 2 pp. Disponible: http://parnaseo.uv.es/Ars/teatresco/Revista/Revista4/Nota-La_reviviscencia_del_obispillo_(2011).pdf
ALONSO ASENJO, Julio, Catálogo del Antiguo Teatro Escolar Hispánico (CATEH). Base de datos en internet, Parnaseo-Universidad de Valencia, 2000-2019, ficha nº 691. Disponible: https://goo.gl/dvqIVT
AMEZCUA, Manuel, “Crónicas folklóricas de Sacristía : Para una historia de costumbres de Jaén”, en:
Revista de Folklore, Fundación Joaquín Díaz, nº 53 (1985), pp. 147-153. Disponible: http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?ID=463
CARO BAROJA, Julio, “La fiesta del obispillo”, en: El Carnaval. Análisis histórico-cultural, Madrid, Taurus, 1984, pp. 12 ss., 298-314 y 393.
CRAWFORD, James P. Wickersham, "A note on the Boy Bishop in Spain", en:
Romanic Review, vol. XII, nº 2 (1921), pp. 146-54. Disponible: http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k118327?rk=85837;2
DAHHAOUI, Yann, “Entre
ludus et ludibrium. Attitudes de l’Église médiévale à l’égard de l’évêque des Innocents (XIIIe-XVe siècle)”, en: Ludica, annali di storia e civiltà del gioco, nº 13-14 (2007-2008), pp. 185-201. Disponible: http://parnaseo.uv.es/Ars/teatresco/Revista/Anejos.html
DAHHAOUI, Yann, “Voyages d’un prélat festif. Un
évêque des Innocents dans son évêché", en: Revue Historique, nº 369 (2006), pp. 677-694. Disponible: http://parnaseo.uv.es/Ars/teatresco/Revista/Anejos.html
DAHHAOUI, Yann, “Le pape de Saint-Etienne. Fête des Saints-Innocents et imitation du cérémonial pontifical à Besançon”, en:
Mémoires de cours. Études offertes à Agostino Paravicini Bagliani, éd. Bernard Andenmatten, Catherine Chène, Martine Ostorero et Eva Pibiri, Lausanne, Cahiers lausannois d’histoire médiévale, 48, 2008, pp. 141-158. Disponible: http://parnaseo.uv.es/Ars/teatresco/Revista/Anejos.html
FRADEJAS, José, “Fray Hernando de Talavera y el teatro : el
obispillo”, en: EPOS, nº 12 (1996), pp. 457-472.
LADERO QUESADA, Miguel Ángel,
Las fiestas en la cultura medieval, Areté, Barcelona, 2004, pp. 39-41.
MARTÍNEZ GIL, Fernando: "La extirpación de la profanidad en las fiestas de la catedral de Toledo (siglos XVI-XVII)", en: Ricardo Izquierdo Benito y Fernando Martínez Gil, coord., Religión y heterodoxias en el mundo hispánico (siglos XIV-XVIII), Madrid, Sílex, 2011.
MARTINS, Mario, “O Bispo-menino, o Rito da Salisbúria e a Capela Real Portuguesa”, en:
Didaskalia, Universidade Católica Portuguesa. Fac. de Teología, Lisboa, vol. II (1972), pp. 183-92. Disponible: http://repositorio.ucp.pt/bitstream/10400.14/10951/1/V00201-183-192.pdf
MASSIP i BONET, Jesus-Francesc, “Rei d'innocents, bisbe de burles. Personatges festius en dos quadres de Bruegel”, en:
Revista d’Art, 3 (2003 [2004]), pp. 57-63. Disponible: https://www.academia.edu/4223770/Rei_dinnocents_bisbe_de_burles._Personatges_festius_en_dos_quadres_de_Bruege
MASSIP i BONET, Jesús-Francesc, “Rei d’innocents, Bisbe de burles: rialla i transgressió en temps de Nadal”, en: J. L. Sirera, ed.,
Estudios sobre teatro medieval, València, Parnaseo-Publicacions de la Universitat de València, 2008, pp. 131-146.
MENÉNDEZ PELÁEZ, Jesús, “Teatro e Iglesia: las Constituciones Sinodales, documentos para la reconstrucción del teatro religioso en la Edad Media y el Renacimiento español”, en:
Archivum, Oviedo, vol. XLVIII-XLIX (1998-1999), pp. 271-332 (pp. 283-294).
MENÉNDEZ PELÁEZ, Jesús, “Teatro e Iglesia en el siglo XVI: de la reforma católica a la contrarreforma del Concilio de Trento”, en:
Criticón, nº 94-95 (2005), pp. 53 ss. Disponible: https://cvc.cervantes.es/Literatura/criticon/PDF/094-095/094-095_049.pdf
MILÁ i FONTANALS, Manuel, "Origenes del teatro catalán", en: Obras Completas vol. VI, Librería Alvaro i Verdaguer, Barcelona, 1895, pp. 205-379 (pp. 213-215). Disponible: https://archive.org/details/principiosdelit01fontgoog
REBELLO, Luiz Francisco, O primitivo teatro português, Instituto da língua e cultura portuguesas, Lisboa, 1984 (p. 40).
RODRÍGUEZ, Raimundo, "Extracto de Actas Capitulares de la Catedral de León", en:
Archivos Leoneses, 20 (1956), pp. 183-190; 22 (1957), pp. 147-176 (p. 170).
ROMEU i FIGUERAS, Josep,
Teatre profá, Barcino, Col. Els nostres classics, Barcelona, 1962 (2 vols.), vol. I, pp. 234-275 y vol. II, pp. 16-21.
ROMEU i FIGUERAS, Josep, “Els dos textos catalans del
Sermó del bisbetó”, en: Actes del Novè Col.loqui Internacional de Llengua i Literatura catalanes. Alacant/Elx, 9-14 de setembre 1991, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1993, pp. 189-231. Disponible: https://goo.gl/BJngFZ
SÁNCHEZ ARJONA, José, El Teatro en Sevilla en los siglos XVI y XVII (Estudios históricos), Tipografía de A. Alonso, Madrid, 1887 (hay facsímil Padilla Libros, Sevilla, 1990). Disponible: https://archive.org/details/elteatroensevil00arjogoog
SERRA i PAGÉS, Rossend,
La festa del bisbetó a Montserrat y origens de la mateixa, Barcelona, 1910.
VALDIVIELSO ARCE, Jaime L., "La antigua fiesta del
Obispillo en Burgos", en: Revista de Folklore, Fundación Joaquín Díaz, nº 212 (1998), pp. 58-62. Disponible: http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?ID=1743

En internet:
Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Fiesta_del_obispillo
Julio I. González Montañés, Teatro y espectáculos públicos en Galicia: http://www.teatroengalicia.es/obispillos.htm
Bisbetó de Montserrat: http://www.festes.org/articles.php?id=245

____________________________________