En Lugo, "desde tiempo inmemorial" (parece que no antes del siglo XIV) y hasta los años 50 del siglo XX, los Jueves Santos una hostia consagrada se introducía en un copón, se mostraba al público y a dos representantes del Ayuntamiento y se encerraba en una arqueta litúrgica, la cual era sellada por el Ayuntamiento (Santo Encierro), antes de colocarla en el Monumento del Jueves Santo en el que la hostia y la arqueta permanecían hasta el desencierro del Viernes Santo [1]. Todo ello se hacía con notable espectacularidad y siguiendo un ritual invariable: tras finalizar los oficios en el altar mayor, se introducía una hostia consagrada en un cáliz gótico de plata de 1461. A continuación, en manos del Obispo, se trasladaba en procesión por las naves de la catedral, bajo palio portado por seis caballeros que tenían que esperar años para acceder a ese privilegio, hasta llegar a la capilla del trascoro donde se había colocado el Monumento del Jueves Santo, en el que esperaba una guardia que rendía armas. Depositaban el cáliz en la arqueta y se retiraba a un lado el Obispo. Acto seguido aparecía el regidor más antiguo juntamente con el procurador que hacía las funciones de secretario, acompañados de todo el regimiento local con maceros y pendón al frente. A continuación el Justicia y el Procurador procedían a comprobar que la sagrada forma se halla realmente allí, levantándose, por parte de un escribano municipal, el acta correspondiente. Se cerraba entonces el sagrario con tres llaves, una se entregaba al Obispo, otra al Regidor y la tercera quedaba en poder del Procurador. Después se lacraba la cerradura del sagrario y se sellaba por los representantes de la Ciudad. Colocado el sello se disponía la guardia, vestida de gala, delante del monumento, retirándose acto seguido los cabildos catedralicio y municipal, que repetían la procesión el Viernes Santo, pero en sentido inverso, llevando la hostia presantificada al altar mayor.
Es probable que ceremonias como el Santo Encierro de la catedral de Lugo sean pervivencias de la antigua Depositio medieval. En Lugo, significativamente, los documentos se refieren a la arqueta como la Urna, y al monumento como el Altar del Santo Sepulcro, lo cual parece indicar que la ceremonia que tenemos documentada desde finales del siglo XVII era en realidad una supervivencia de los ritos medievales de la Depositio hostiae. La ceremonia lucense tiene paralelos desde la Edad Media en varios lugares de Europa y se hizo también en otras localidades hispanas (Salamanca, Sevilla, Vitoria...) y gallegas (Padrón, Pontevedra, Ponteareas...), si bien en esos casos cerrándose la urna con llave pero generalmente sin el sello municipal [2], que en Lugo era al principio de cartón y posteriormente un cuño labrado en una pieza de plata y con pomo de marfil (actualmente desaparecido pero conocido por fotografías de los años 20) [3].
Antolín López Peláez ya supuso en 1897 que la ceremonia lucense podría ser una pervivencia de antiguas representaciones litúrgicas (comedias a lo divino, las denomina él), reducidas a un acto simbólico: "para más vivamente traer a la memoria de la muchedumbre lo ocurrido en la sepultura del Señor", lo cual explicaría que en Lugo: "se dispusiese que algunas personas fueran a la urna donde, en remembranza del santo sepulcro, se guarda el jueves de la semana Mayor a Jesús Sacramentado, y, abierta, mirada y cerrada otra vez, la sellasen con el sello de la pública autoridad'. Manuel Amor Meilán, por su parte, rechazó en 1900 la hipótesis de López Peláez ya que, según el afirma, las funciones dramáticas en las catedrales no solían hacerse en los días de la Pasión, sino en el Corpus, Navidad y las fiestas patronales, y porque no consideraba lógico que se llevase la urna al monumento, lo cual para él rompería la unidad del espectáculo. A finales del siglo XX Adolfo de Abel Vilela, teniendo en cuenta los paralelos europeos de la ceremonia, retomó la hipótesis de López Peláez pero admitiendo, con Amor Meilán, que la ceremonia, tal y como llegó al siglo XX, podría tener su origen en las disputas entre el Concejo y la Mitra lucenses durante los pontificados de Fray Juan Hernández (1307-1318) y su sucesor D. Rodrigo Ibáñez (1319-1326).
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[1] La urna-arqueta actual de la catedral de Lugo, decorada con ángeles llevando las arma Christi, se hizo en 1759.
[2] La leyenda popular lucense atribuye la costumbre del sellado a un sacrilegio, ya que un año al abrir el sagrario se habría encontrado un cuerno puesto por los judíos por lo que se decidió sellarlo para evitar que volviera a suceder. Sin embargo, en realidad el precinto de la urna debe de hacer referencia al sellado que los sacerdotes judíos hicieron en la tumba de Cristo según Mateo (27, 66): fueron al sepulcro y lo aseguraron, sellando la piedra y poniendo centinelas. El sellado del sepulcro se menciona también en la antífona de Laudes del Sábado Santo (sepulto domino, signatum est monumentum; ponentes milites qui custodirent eum), incorporada, con algunas variantes, a numerosos dramas litúrgicos desde la Regularis Concordia hasta el drama de Rouen. Desde Efren el Sirio, la Resurrección se asimila a un segundo Nacimiento y el sepulcro sellado al utero clauso de María, atravesado por Cristo al nacer sin romperlo. En Valladolid, en el siglo XVII, según el testimonio del portugués José Pinheiro, el Jueves Santo se guardaba como en Lugo el Santo Sacramento en una arqueta que se cerraba y sellaba ante testigos y notario. La costumbre de cerrar el sagrario (sepulcro simbólico) ante testigos pervive en Plasencia y Aldeanueva de la Vera (Extremadura) entre otros lugares, y existió en otros muchos por toda la Península. Similar es el entierro de la Hostia consagrada que se hace en la catedral de Braga (Portugal. Cf. https://juliomontanes.synology.me/bases/articulados/index.php?-action=browse&-table=articulados&-mode=find&-edit=1&Registro=605l). En el arte tenemos un caso de sepulcro de Cristo sellado con correas en un capitel románico del claustro de la Catedral de Tudela, y con cadenas en un panel desaparecido del retablo gótico de Santa María del Mar de Barcelona, obra de Bernat Martorell.
[3] Cf. Foto. Las fotografías del sello y del Monumento lucenses en La Voz de la Verdad, Lugo (14/04/1927). Disponible: http://www.galiciana.bibliotecadegalicia.xunta.es/publicaciones/numeros_por_mes.do?idPublicacion=182&anyo=1927). Arquetas litúrgicas para la reserva del SS. el Jueves Santo hay varias en Galicia (Mondoñedo, Monforte...), lo mismo que testimonios de monumentos del Jueves Santo espectaculares en las iglesias gallegas (San Martín Pinario en Santiago, Ourense, Ribadeo, Beade, Baiona,Tui...). Todos ellos se utilizaban para encerrar o reservar las hostias consagradas, pero en ceremonias que no tenían las connotaciones dramático-espectaculares del Santo Encierro lucense. Hay que recordar también que en el norte de Portugal hay noticias de la celebración de la ceremonia de la Depositio o Sepultura Christi (Misales de Braga), y se conservan algunas partituras (siglos XVI-XVIII) y los textos latinos dialogados entre el chorus y los pueri. Tenemos también un texto fragmentario de finales del siglo XVI procedente de Ponte de Lima, una deficiente traducción de la Oratio Ieremiae -plagada de galleguismos-, que para Solange Corbin sería un indicio de la existencia de la Depositio en la diócesis de Tui, a la que Ponte de Lima perteneció hasta mediados del siglo XV (cf. CORBIN, Solange, Essai sur la Musique Réligieuse Portugaise au Moyen Âge (1100-1385), Les Belles Lettres, París-Lisboa, 1952, p. 187, y La Déposition Liturgique du Christ au Vendredi Saint: Sa place dans l'historie des rites et du théâtre religieux (Analyse de documents portugais), Livraria Bertrand-Les Belles Lettres, Lisboa- París, 1960, p. 219).
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REFERENCIAS:
Archivo Municipal de Lugo. Actas capitulares de 1700 [=Libros de Consistorios de Lugo]. Libro 32, acta de 12/06/1700.
Archivo de la Catedral de Lugo. Ceremonial de las funciones religiosas que tiene el Ayuntamiento.
ABEL VILELA, Adolfo de, “La ceremonia del Santo Encierro de la catedral de Lugo : Significado y cronología”, en: Lvcensia. Miscelánea de Cultura e Investigación, Biblioteca del Seminario Diocesano de Lugo, vol. VIII, nº 16 (1998), pp. 151-165. Disponible: http://seminariodelugo.org/web/images/Lucensia/L-16.pdf
AMOR MEILÁN, Manuel, La Ofrenda y el encierro : estudios históricos, Imp. de El Regional, Lugo, 1900.
FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, Mª Amelia, La orfebrería en la Catedral de Lugo, Diputación Provincial, Lugo, 1997.
GONZÁLEZ MONTAÑÉS, Julio I., “Articulated Statues of Christ and Ceremonies of the Descendimiento in the Western Kingdoms of the Iberian Peninsula (twelfth-sixteenth centuries)”, en: Chaguiniian, Christophe (dir.): Good Friday Ceremonies with Articulated Figures in Medieval and Early Modern Europe, University of North Texas - Classiques Garnier, col. Rencontres nº 606, París, 2023, pp. 309-367 (pp. 340-341).
LÓPEZ PELÁEZ, Antolín, El señorío temporal de los obispos de Lugo, Imprenta y librería de Eugenio Carré, A Coruña, 1897 (vol. II, pp. 77 ss.). Disponible: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000051158&page=1.
P. A., "El Santo Encierro : En la Basílica de Lugo", en: La Voz de la Verdad, Lugo, nº 104 (14/04/1927), p. 4. Disponible: http://www.galiciana.bibliotecadegalicia.xunta.es/publicaciones/numeros_por_mes.do?idPublicacion=182&anyo=1927.
En internet: http://www.semanasantadelugo.com/es/content/historia-de-la-semana-santa-de-la-ciudad-de-lugo
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