En el MS 9-2566 (
olim. 385), fols. 24r-45v de la Colección de Cortes de la Real Academia de la Historia de Madrid se encuentra, entre otras varias obras de teatro jesuítico, la Egloga de Virgine Deipara [=Égloga a la Virgen Madre de Dios], pieza representativa del teatro del Colegio de los jesuitas de Monterrei, y de su marco pedagógico, político y sociocultural, que fue representada en el Colegio el 8 de diciembre de 1581.

Es uno de los pocos textos teatrales jesuíticos gallegos que han llegado hasta nuestros días, aunque no una obra desconocida. En 1927 y 1945 la mencionó en sus trabajos Justo García Soriano, pionero de los estudios sobre el teatro escolar en España, y aparece también referenciada en los catálogos posteriores de C. González Gutiérrez, J. Menéndez Peláez y J. Alonso Asenjo (CATEH). En 2002 reproduje en mi página web algunos versos y diálogos en prosa, y en 2007 publiqué partes de la misma (completo el
Entremés de los pastores, un entremés humorístico entre dos rústicos (Toribio, Lorenzo) y un señor (Figuero, o Figueredo) invitados para honrar a Regiano [=conde de Monterrei], pieza que responde al tipo de entremés de alcaldes villanos. Véase TEXTO en PDF: https://juliomontanes.synology.me/datateatro/anexos/entremespast.pdf). Posteriormente transcribieron también algunos fragmentos César Brandariz (2011) y Christiane Pérez González (2011/2014), y recientemente Julio Alonso Asenjo publicó una excelente edición completa que permite valorarla globalmente y obliga a reconsiderar su importancia y calidad.

La pieza, en verso y prosa [1], está escrita en latín, castellano, portugués y gallego, y se conserva en un manuscrito procedente del Colegio Imperial de Madrid. La copia es obra de varias manos (seis distingue Alonso Asenjo), de las cuales una interviene en el texto
a posteriori añadiendo el título, la rúbrica inicial, un colofón y una acotación sobre la intervención de la música. Julio Alonso argumenta que el resto de la copia pudo hacerse en Galicia (quizá en el mismo Monterrei), por la presencia frecuente de la geada y otros particularismos fonéticos y gramaticales gallegos en el manuscrito. Sin embargo, la presencia de estos rasgos también podría interpretarse suponiendo a su autor un gallego que quiso preservar el habla popular, siendo en ese caso las inconsistencias ortográficas y fonéticas del manuscrito fruto de las vacilaciones de copistas castellanos.

Pese a su aparente desorden y la diversidad de lenguas y géneros, la obra tiene una estructura clara, una poesía latina de notable calidad y un verso castellano muy correcto que no desentona en una comparación con la lírica mariana española del siglo XVI. Destaca la variedad métrica y su adecuación a los moldes tradicionales del género pastoril: los hexámetros dactílicos y dísticos latinos, así como las estancias, tercetos, silvas, octavas y endecasílabos con rima interna, remiten a modelos virgilianos pasados por el filtro de la poesía italiana de los siglos XIV-XV, la
Arcadia y las Eclogae piscatoriae de Jacopo Sannazaro y la poesía española del XVI. Sin embargo, más allá de algunas expresiones aisladas, tópicos literarios e ideas comunes, hay que reconocer la originalidad del autor o autores de las composiciones que se integran en la Égloga, que no parecen tener una deuda directa con los modelos citados, aunque sea evidente la inspiración en ellos.

La representación tuvo lugar en un contexto de fiesta por la concesión papal de indulgencias a la Congregación de la Concepción del Colegio de Monterrei [2], y de celebración de la unificación de los reinos de España y Portugal bajo la corona de Felipe II. Se hizo en presencia del joven V Conde de Monterrei, D. Gaspar de Acevedo y Zúñiga (1560-1606), nacido en Monterrei y educado en el Colegio, que se encontraba en la villa tras haber participado en operaciones militares en el norte de Portugal sometiendo a las poblaciones que se negaban a reconocer como Rey a Felipe de Austria. A la fiesta acuden gentes de todas partes para honrar a la Virgen con juegos y danzas, o para ganar el jubileo que había sido publicado “
por todo el Reino”, y algunos también con la intención de participar el certamen poético convocado para la ocasión, cuyas composiciones se exhibieron en letreros en una sala del colegio y en parte se incorporaron, lo mismo que el propio certamen y la entrega de premios, a la representación teatral.

Alonso Asenjo puso de manifiesto que la representación de la
Égloga forma parte de la fiesta, pero, además, reproduce la fiesta. Como el prólogo indica: “La representación es una égloga en que, en estilo pastoril, se pone en plática la mesma fiesta que se hace”, de manera que la representación teatraliza la fiesta y se convierte en una metafiesta. La elección del género pastoril permite alegorizar la totalidad del festejo e incorporar al Conde como “gran pastor y mayoral”, y la división en tres actos, innecesaria en una égloga, hace lugar en el segundo acto –el más flojo literariamente de los tres-, al asunto de la guerra y de la unificación de los reinos, que era uno de los motivos de la celebración. Puede parecer una intrusión, pero era necesaria y la exaltación de héroes y hazañas militares es plenamente virgiliana y bucólica.

Los personajes de la obra mencionados en la rúbrica inicial y en el prólogo son once, pero a ellos hay que añadir al que recita los versos de la despedida y a los tres que intervienen en el
Entremés de los pastores o, quizá mejor, de los villanos o rustici (Toribio, Lorenzo y Figuero), que no se mencionan en la parte introductoria, quizá por haber considerado el colector que esta pieza cómica no formaba parte de la égloga propiamente dicha. La mayoría son jóvenes (el texto se refiere a ellos como mozos, mancebos, zagales…) y se presentan como pastores, pero, en realidad, son estudiantes o antiguos estudiantes del Colegio de Santiago Apóstol de Monterrei, de los cuales los de más edad tienen mayor protagonismo en los diálogos. Tres de los personajes: Regiano, Lusitano y Castellano, son, sin embargo, notables que supervisan el desarrollo del festejo y actúan como jueces en el certamen, además de simbolizar al estado de Monterrey y a los reinos de Castilla y Portugal. Los nombres de los pastores-estudiantes delatan su procedencia geográfica: de la zona costera del sur de Galicia (“los Puertos”) acuden a la fiesta-representación Çalasio y Marino; de los valles del Miño y el Sil vienen Orminio y Sileno; de “los Oteros”, al este de la provincia de Orense, llegan Viano y Conso, y de la comarca zamorana de Sanabria, Sanabrio y Teranio.

El manuscrito de la RAH no menciona al autor de la
Égloga, que en principio consideré anónima aunque se han propuesto dos posibles atribuciones: Julio Alonso Asenjo ya había planteado en sus fichas del Catálogo del Antiguo Teatro Escolar Hispánico (CATEH, nº 2 y 146), la posible autoría del Padre Bartolomé Bravo, y mantuvo su hipótesis, con nuevos argumentos, en su edición completa de la Egloga y en un reciente trabajo sobre la cuestión de la autoría (cf. ALONSO ASENJO (2019). El Padre Bravo, en su juventud profesor en Monterrei, y, más tarde, notable pedagogo y gramático, fue el autor del Diálogo de la Concepción de Nuestra Señora, representado en Monterrei el 8 de diciembre de 1578 y conservado en el mismo manuscrito que la Égloga que nos ocupa (véase FICHA nº 36: https://juliomontanes.synology.me/bases/representaciones/index.php?-table=representaciones&-action=browse&-cursor=0&Numero==36). La coincidencia de las fechas de representación, la temática mariana, y semejantes estructuras y finalidad del Diálogo y de la Égloga, llevan a Alonso Asenjo a pensar en la posible atribución de ambas obras a Bartolomé Bravo, existiendo además algunas coincidencias terminológicas significativas como la utilización en las dos del poco frecuente término Christipara como sinónimo de Deipara. Estoy de acuerdo en una posible inspiración de la Égloga en el Diálogo del P. Bravo (que fue maestro de Rengifo), pero la autoría directa, aunque sea una hipótesis razonable, tiene en contra que no se puede documentar a Bravo en Monterrei en 1581, y también la utilización del portugués y del gallego en la Égloga (que Bravo no emplea en el Diálogo), difícil de entender teniendo en cuenta el origen segoviano de Bravo. Yo creo que el autor es un gallego, pero, en cualquier caso, la probabilidad de la autoría de Bravo es mucho mayor que la de Miguel de Cervantes propuesta por César Brandariz (El hombre que ‘hablaba difícil’ ¿Quién era realmente Cervantes?, 2011), basada en sus tesis anteriores sobre el supuesto origen gallego-sanabrés de D. Miguel y su presunta formación en el Colegio de Monterrei (que no consta documentalmente y en el cual Brandariz tampoco ha podido documentar su presencia en 1581) [3], y en una supuesta aparición de la caligrafía de Cervantes en el manuscrito de la Égloga, que Alonso Asenjo, con buenos argumentos, rechazó en sus trabajos. Por otra parte, hay en el manuscrito indicios de que alguno de los copistas no era gallego: por ejemplo, cuando Regiano se refiere a la Virgen compostelana de Santa María la Nona (Nona dice el ms. y la edición de JAA), parece claro que se trata del error de un copista no gallego por Santa María a Nova [=la Nueva], la Virgen del convento terciario franciscano del que se hicieron cargo los jesuitas y en cuyo solar edificaron su Colegio. J. A. Asenjo señala también que en la Égloga y en la Tragoedia Regnum Dei (Colegio de Segovia, 1574) dos personajes coinciden en el nombre: Talasius (como Thalasius o Çalasius) y el rústico Toribio.

Creo que el autor es un gallego, de nacimiento o de adopción, y he sostenido que podría ser el Padre Diego García Rengifo, nacido en Ávila pero alumno en Monterrei desde los 16 años, profesor más tarde allí durante 15 años y estrechamente relacionado con el conde D. Gaspar de Zúñiga, al cual dedicó su
Arte poética española (escrita en Monterrei aunque se imprimió en Salamanca en 1592), y para el cual consta que compuso versos con motivo de su matrimonio (1583) y de las exequias de su mujer (1592), además de un poema titulado Relación del cerco de la Coruña, laudatorio de la participación del conde D. Gaspar en la defensa de la plaza frente a Francis Drake en 1589. Rengifo fue después, y hasta su muerte, profesor y rector en el colegio de Monforte, y autor probable de la Comedia de la invención de la sortija representada allí en 1594 (véase FICHA nº 64: https://juliomontanes.synology.me/bases/representaciones/index.php?-table=representaciones&-action=browse&-cursor=0&Numero==64). La Egloga se representó en 1581, cuando Rengifo llevaba 11 años en Monterrei, era Prefecto de Estudios y presidía la Congregación Mariana, por lo que cabe pensar que la pieza, representada para festejar la concesión de indulgencias papales a la Congregación, sea obra suya. Sabemos que Rengifo era poeta y conocía el gallego, y como en la Comedia de la sortija de Monforte, en la Egloga aparecen precisas descripciones de las comarcas gallegas y sus riquezas, y se utiliza el gallego y el castellano (y además el portugués y el latín). Existen, además, coincidencias estróficas, estilísticas, de vocabulario y de versos concretos entre la Egloga y otras obras conocidas de Rengifo, que permiten suponer que el P. García Rengifo haya sido el autor de la Égloga de Monterrei (véase mi trabajo en Taller de TeatrEsco 2019) .

El núcleo temático de la
Égloga es la exaltación de la devoción mariana y de la Inmaculada Concepción, decidida por la Trinidad como parte de un plan divino para la salvación del mundo después del pecado original. Es un tema poco frecuente en el teatro castellano anterior, y la Égloga supone un anticipo del teatro concepcionista que florecerá en España a principios del XVII. La teología jesuita fue adelantada y decidida defensora de la tesis inmaculista, y la representación se concibe como un sermón disfrazado destinado al adoctrinamiento teológico de los asistentes. Además, las circunstancias concretas de 1581 obligan a introducir, con intención propagandística, el asunto bélico; y la elección del estilo pastoril justifica la aparición del tema del amor entre pastores, bajo la forma de un idilio que en su adolescencia habían mantenido Viano y Sanabrio (sobre el asunto véase la comunicación de JAA en el Congreso Internacional Entresiglos, 2016). Integrar así el tema del amor en la representación, algo casi obligado en una égloga, suponía evidentemente un problema por las connotaciones homoeróticas que tendría en este caso, problema que el autor resuelve presentando la relación como una amistad entrañable, aunque en el texto Viano siembra la duda cuando afirma: “sola una cabaña teníamos los dos, no dividida la cama o la comida” (vv. 469-471).

La acción se sitúa en la acrópolis de Monterrei y se estructura, como ya he mencionado, en los clásicos tres actos, precedidos de un prólogo-argumento y cada uno de ellos dividido en escenas que no siempre se indican en el manuscrito. En el primer acto se encuentran en la falda del monte las cuatro parejas de pastores que se dirigen a Monterrei para honrar a María y participar en las competiciones de lucha, danza y versificación/canto. El segundo acto, ya en la cima, es una conversación en prosa entre los jueces del desafío (Castellano, Lusitano y Regiano), en la cual se introduce el asunto de la guerra sucesoria y la pacificación de los reinos, y el tercero es propiamente la representación del certamen en forma justa poético-musical entre Orminio, Çalasio, Viano y Sanabrio, de lucha entre Conso y Sileno, y de danza entre Teranio y Marino. Los jueces sentencian “
atento que todos o havés feito mui bem”, que no haya vencedores, y los seis recuperen los objetos que habían dejado en prenda para premiar al ganador. A continuación, de rodillas, ruegan todos a la Virgen, en latín y castellano, que cimente la hermandad entre los reinos. Concluye la representación con una enigmática octava que JAA interpreta de elogio a Portugal y a Felipe II, un himno coral en gallego que exalta la paz y la hermandad de gallegos, portugueses y castellanos, y la despedida en latín (Dimissor), dando gracias al Conde y pidiendo para él la protección de la Virgen. No aparecen en la Égloga figuras alegóricas, frecuentes en el teatro jesuítico y entremezcladas en no pocas ocasiones con pastores tanto en las representaciones religiosas como en las escolares. Castellano, Lusitano y Regiano son personajes simbólicos, pero no alegorías, y lo que destaca en la obra es el protagonismo de la lírica, que domina tanto en el primer acto como en el tercero convirtiendo la dramática en poesía.

El lugar concreto de la representación no se menciona en el manuscrito. Teniendo en cuenta la fecha de la fiesta y el clima de la zona, debió de preferirse un espacio cubierto, lo cual descartaría el claustro dejando como posibilidades el Aula General (una referencia en el texto a “
los paraninfos” como marcos para las entregas de premios podría aludir a la misma representación), o el templo del colegio, algo habitual en las representaciones jesuíticas. De la escenografía no tenemos prácticamente ninguna indicación, salvo la referencia a los arbustos (“unos ramos” en el ms., quizá en maceteros, apunta JAA), tras los que se ocultaban los pastores sanabreses hasta ser descubiertos por Viano y Conso en el primer acto (f. 28v, col. b).

Escasas son, así mismo, las indicaciones sobre el vestuario y atrezo, reducidas a las menciones que aparecen en el texto de prendas de ropa y complementos pastoriles: pieles, cayados, zurrón, honda, etc., y también son pocas las referencias a la música (una noticia en el v. 274, la guitarra que rasguea Regiano para acompañar la danza zapateada de Teranio y Marino, y poco más), aunque la música siempre está presente en el teatro de los jesuitas y en este caso sin duda hubo de tener gran protagonismo, teniendo en cuenta la abundancia de canciones (“
algo largas” parecieron, según el autor del colofón).

De gran interés para la historia de la literatura gallega es la utilización de la lengua gallego-portuguesa en la obra, prueba del carácter políglota del Colegio de Monterrei y de la adaptación de la dramática jesuítica al entorno cultural. En el caso del portugués trasmontano que habla Lusitano en la
Égloga, la lengua funciona evidentemente como un elemento caracterizador de su procedencia, pero tenemos también el himno final, en gallego bastante correcto aunque con algunos lusismos y castellanismos, quizá debidos a vacilaciones del copista. El uso del gallego en el teatro y la poesía de los jesuitas no es excepcional: existen pruebas de su uso en Monterrei desde 1572; en la Comedia de la invención de la sortija representada en Monforte en 1594 el autor incluyó un paso de 52 versos en gallego; hay indicios de la utilización del gallego en el Colegio de Santiago en el siglo XVII, y en el XVIII aparece, ciñéndonos solo al teatro, en el Entremés del portugués (ca. 1710) y en la Loa a la dedicación del nuevo camarín de Nuestra Señora de las Hermitas del Padre Luis de Losada (1729) [4].

La Egloga de Monterrei, además de haber sido el primer texto conocido de teatro jesuítico representado indiscutiblemente en Galicia, tiene el valor añadido de incluir unas coplas finales en gallego, aunque con algunos lusismos y castellanismos, [f. 42v, col. b] cantadas a modo de himno por los actores y, quizá, por el público:

.................................................................................................[Himno]

.....................................................................................Viva, viva, viva
.....................................................................................o Filipo en Portugal
................................................................................ ... en Portugal [viva, viva, viva],
.....................................................................................Castela e Galicia,
........................................................................................ Castela e Galicia
.....................................................................................con grande irmandad.
...........................................................................Vivan os galegos
..................................................................................... e os castelaos,
..................................................................................... co os lusitanos,
.....................................................................................seglares e cregos.
...........................................................................No aja mais renegos,
.....................................................................................nem guerra, ne afán.
.....................................................................................Castela e Galicia,
.............................................................................con grande irmandad.

_______________________________

[1] Los versos son 1504 (un 15% de ellos en latín), con un claro predominio de los de arte mayor, más los 138 del
Entremés, todos de arte menor.

[2] En el curso 1578-79 se había creado en Monterrei la
Congregación mariana, una institución muy habitual en los Colegios de la Orden y con este motivo se había convocado un certamen literario en cuya entrega de premios "diose fin a la fiesta con un gracioso diálogo en el cual se mostró cuanto importaba a un cristiano ser devoto de Nuestra Señora". De esta noticia y de la existencia de la Égloga puede deducirse que las representaciones de temática mariana debieron de ser habituales en el Colegio de Monterrei durante las fiestas del 8 de diciembre, y en el prólogo de la propia Égloga se hace referencia a fiestas anteriores: "No dudamos se nos hará la merced que en casos semejantes a estos siempre recebimos, oyéndonos con atención y silencio" (sobre la importancia de las congregaciones marianas o de la Concepción en los colegios jesuitas véase: SIMÓN DÍAZ, José, Historia del Colegio Imperial de Madrid, Instituto de Estudios Madrileños-CSIC, Madrid, 1952-1959 (2 vols.), vol. I, pp. 26-30).

[3] Según Cesar Brandariz, en el manuscrito de la
Égloga de Monterrei aparece la caligrafía de Miguel de Cervantes Saavedra en unas 18 páginas, denominándose a si mismo Sanabrio y describiéndose como tartamudo, característica personal de Cervantes que es conocida por otras obras del autor. Brandariz afirma que la Égloga, o una parte de ella, es obra de Cervantes, que sería natural de la zona de Sanabria (localidad de Cervantes), y que el personaje de Sanabrio es en realidad un alter ego del propio D. Miguel.
Es cierto que existen argumentos a favor del origen sanabrés de una rama familiar de Cervantes, la mayoría de los cuales ya fueron analizados y presentados en sus trabajos por Leandro Rodríguez
Fernández San Román. Sin embargo, Brandariz parece no tener en cuenta que el manuscrito de la Égloga no es el original de Monterrei, sino una copia de diversas manos procedente probablemente del Colegio Imperial de Madrid, y no tiene escrúpulos en presentar fragmentos que corresponden a un diálogo entre dos personajes (Sanabrius y Vianus) como si fuesen de un discurso de Sanabrius, para apuntalar su "tesis" de Sanabrius como Cervantes. Por otra parte, no consta, aunque Brandariz lo suponga, que Cervantes hubiera estudiado en el Colegio de Santiago Apóstol de Monterrei (para Leandro Rodríguez, también sin pruebas, lo habría hecho en el Colegio de Bragança, en el vecino Portugal) y desde mi punto de vista, ni el manuscrito es obra cervantina (las comparaciones con autógrafos de Cervantes que hace Brandariz no son en absoluto concluyentes), ni menos el texto de la pieza, aunque puedan encontrarse algunas coincidencias de metros y motivos entre la jornada IV de El Trato de Argel y la Égloga. Pero además -sigo en esto a Julio Alonso Asenjo-, suponer la presencia de Cervantes en Monterrei en 1581, recién liberado de su prisión en Orán, es mucho suponer, y más aún pensar que hubiera copiado una parte de la pieza en un manuscrito en el que habrían colaborado al menos otros cuatro amanuenses y que acabó en el Colegio de Madrid. Ni la fecha de la obra, ni el argumento caligráfico, ni el propio texto, autorizan a pensar, creo yo, que se trate de una obra de Cervantes.

[4] Sobre el uso del gallego por los jesuitas véase mi comunicación en el Simposio del ILG 2017: GONZÁLEZ MONTAÑÉS, Julio I., “O galego no teatro dos xesuítas en Galicia (1572-1729)”, en: Álvarez, Rosario & González Seoane, Ernesto (eds.)
: Calen barbas, falen cartas. A escrita en galego na Idade Moderna, Simposio Instituto da Lingua Galega, (Santiago 20-22 de novembro 2017), Consello da Cultura Galega, Santiago de Compostela, 2020, pp. 381-408. Disponible: http://consellodacultura.gal/publicacion.php?id=4373.

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Equivalencia en el CATEH: ALONSO ASENJO, Julio, Catálogo del Antiguo Teatro Escolar Hispánico (CATEH). Base de datos en internet, Parnaseo-Universidad de Valencia, 2000-2019, ficha nº 146. Disponible: http://goo.gl/Z4h7c6

Manuscrito:
Academia de la Historia (Madrid),
Colección de Cortes, MS 9-2566 (olim. 385), fols. 24-45v. Sobre el contenido del códice facticio en el que hoy se encuentra la Égloga, véase ALONSO ASENJO, Julio, "Diálogo para la elección de un emperador o Coloquio del emperador laureado : Estudio y texto", en: Taller de TeatrEsco, (2015), pp. 3-4. Disponible: http://parnaseo.uv.es/Ars/teatresco/Taller/Dialogo_Eleccion_Emperador.pdf y ALONSO ASENJO, Julio, La Égloga de Virgine Deipara : Estudio y edición, USC Editora, Santiago de Compostela, 2018, pp. 11-12.

Ediciones:
GONZÁLEZ MONTAÑÉS, Julio I., "La
Egloga de Virgine Deipara y el teatro de los jesuitas en Galicia en la Edad Moderna", en: Anuario del Instituto Ignacio de Loyola / Loiolako Inazio Institutuen Urtekaria, Universidad de Deusto, San Sebastián, nº 14 (2007), pp. 247-286. Disponible: https://juliomontanes.synology.me/descargas/loyola1.pdf (edición parcial).
Edición parcial y estudio en internet (Julio I. González Montañés):
https://juliomontanes.synology.me/jesuitas.htm
ALONSO ASENJO, Julio, La Égloga de Virgine Deipara : Estudio y edición, USC Editora, Santiago de Compostela, 2018 (edición completa). Véanse mis reseñas: GONZÁLEZ MONTAÑÉS, Julio I., “Alonso Asenjo, Julio, La Égloga de Virgine Deipara : Estudio y edición. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela, Servizo de Publicacións e Intercambio Científico, 2018. 220 p.; 24 cm. (USC editora. Textos), en: A Trabe de ouro: publicación galega de pensamento crítico, Atlántica, Santiago de Compostela, nº 108 (2018), pp. 157-163. Disponible: https://www.academia.edu/38286228, y en: RILCE. Revista semestral de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Navarra, Pamplona, vol. 35, nº 2 (2019), pp. 691-698.

En internet:
Sobre Rengifo (Julio I. González Montañés):
https://juliomontanes.synology.me/rengifo.htm y https://juliomontanes.synology.me/bases/actores/?-table=actores&-action=browse&-cursor=0&Numero==51


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