En 1700 una compañía de farsantes estuvo en Pontevedra, ciudad de la que fue expulsada por el concejo a instancias del arzobispo de Santiago Antonio de Monroy, el cual agradeció por carta al ayuntamiento que hubiese seguido sus recomendaciones, por: "los inconvenientes que trae consigo el permiso que se suele conceder a semejante gente en los pueblos".

Estas prohibiciones arzobispales son una de las causas de la desaparición de las compañías de teatro profesionales de Galicia en el siglo XVIII, aunque en el caso de Pontevedra parece que el Ayuntamiento no era demasiado partidario de prohibir sus actuaciones y sostenía que no estaban vetadas por las Reales Ordenanzas "
antes bien permitidas", y que era "util a la republica" la representación de "comedias onestas como medio mas instructivo y distraccion de la ociosidad en que pueden ocuparse onestamente cualesquiera naturales sin perjuicio alguno".

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REFERENCIAS:

FORTES BOUZÁN, Xosé,
Historia de la ciudad de Pontevedra, La Voz de Galicia, Biblioteca gallega, A Coruña, 1993, p. 434.

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