Desde la fundación de la cofradía de San Sebastián de los plateros de Betanzos, sus miembros venían representando por la festividad del Corpus "... un coloquio del martirio del gloriosso martir...", representación que probablemente tendría lugar en el atrio de la iglesia de Santa María del Azogue en la que se encontraba la capilla de San Sebastián. Sabemos por las Ordenanzas de 1633 que el coloquio existía antes de 1599 cuando el arzobispo de Santiago Don Juan de Sanclemente, "... derogo el dicho coloquio por ser cossa muy ordinaria", aunque permitiendo que "en memoria del martirio del santo fuesen los flecheros aziendo su figura en la proçeçion junto a las andas se conserbe como no exçeda de seis Personajes que ayan de servir sin interes alguno, mas del almuerzo y comida como se acostunbra..." (cf. Foto).

Para Núñez-Varela Lendoiro: "Se entiende pues que uno de aquellos [seis] personajes representaría a San Sebastián, otros tres actuarían de verdugos con arcos y flechas y los restantes serían los jueces que lo condenaban a ser asaetado, quienes realizarían la figuración ante el Santísimo Sacramento, previa detención del cortejo procesional, y que culminaría idealizando al querubín que desciende de los cielos, con la corona y la palma para confortar al ajusticiado. Una vez finalizada la función, retornarían a su lugar en el desfile, entre las cofradías de San Antonio que lo encabezaba, y la de San Miguel que ocupaba la tercera posición" [1].

Así parecen indicarlo, en efecto, las descripciones de los visitadores arzobispales de 1604 y 1609, las cuales describen en la procesión del Corpus una representación del martirio de San Sebastián, el cual era juzgado, sentenciado y ejecutado a flechazos, todo ello ante el Sacramento cuya procesión se detenía para contemplar la representación. Los visitadores de principios del XVII prohibieron, pena de excomunión, tales representaciones, lo mismo que otras antiguallas como las niñas enjoyadas (las penlas), el gamachiño (diablo cómico) y las personificaciones con máscaras de Cristo y los Apóstoles, pero las prohibiciones tuvieron escaso éxito ya que se reiteran y hay pruebas documentales de su existencia a lo largo de todo el siglo XVII.

En la visita efectuada en 1604 por Fray Francisco de Vera, obispo de Medauro, a la iglesia de Santiago de Betanzos, se ordenaba que "...no salgan en la procesion del Corpus... los flecheros de la cofradia de San Sebastian", y en la realizada en 1609 por el canónigo-cardenal compostelano Don Jerónimo del Hoyo se dice:

“Otro sí por quanto su merced fue informado que en la procesión que se hace el día de Corpus se usaban ciertas antiguallas, las quales mas profanaban la dicha procesión que la santificaban, demás que no son conformes a nuestra rrelixión christiana ni a la devoción que se debe de llebar, en semexantes actos, antes la quitan y provocan a irrisión de tan alta solemnidad: porque los cofrades de San Pedro ban en la procesión jugando doblones a los dados, y otros, so color de justadores, se dan de palos, y estos abusos hacen estando a caballo delante del Santísimo Sacramento, estando la custodia parada, y otros que llevan flechas y hacen que un hombre represente a San Sebastian y en la procesión hacen que se detenga el Santísimo Sacramento, y que tiran las flechas y ponen unos juezes para sentencialle y fingen que biene un ángel a confortar al que representa San Sebastián, todo lo qual es digno de remedio por las causas arriba dichas y por otras que mobieron a su merced Atento lo qual mandaba y mandó que de aquí adelante los mayordomos de la cofradía del Señor San Pedro y a los del Señor San Sebastián y a los de San Jorge, a los que al presente son y adelante fueren, y a todas las demás personas a quienes lo susodicho toca o tocar pueda en qualquiera manera, no saquen en la dicha procesión los dichos juegos ni jueguen los dichos dados ni bayan a caballo, ni hombre que represente a San Sebastián, ni jueces que lo juzguen ni los demás abusos que solían sacar .. Y lo cumplan so pena de ex comunión y de cinquenta ducados a cada uno que lo contrario hiciere, en que desde luego les ha por condenados, los quales aplicaba y aplicó para gastos de guerra que Su Majestad hace contra ynfieles; y encargó su merced al corregidor y Justicia ordinaria desta ciudad y a los Rectores lo agan cumplir y executar las dhas penas a los que lo quebrantasen y los dichos Rectores y clérigos que fueren en la dicha procesión se buelban con ella a la iglesia...”.

La cofradía de San Sebastián parece que ignoró estos mandatos y continuó participando en la procesión eucarística con sus flecheros, como se hace constar en el capítulo décimo de las nuevas ordenanzas, aprobadas en cabildo el 15 de Mayo de 1633, aunque ordenando que no se les pagasen por gastos en total "más de diez ducados".

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[1] Núñez-Varela Lendoiro señala que este tipo de composiciones dramáticas que tienen como tema el martirio de San Sebastián todavía se conservan en algunas localidades como en Poyales del Hoyo (Ávila). Cf. https://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/16/castillayleon/1263668468.html https://tietarteve.com/poyales-del-hoyo-fiesta-san-sebastian/

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REFERENCIAS:

Archivo Histórico de Protocolos de A Coruña (Colegio Notarial de Galicia). Protocolo del escribano Domingo de Amenedo, nº 319 (Ordenanzas de 1633), fols. 177-183.

NÚÑEZ VARELA y LENDOIRO, José Raimundo, "Ordenanzas de la Cofradía de San Sebastián del gremio de los plateros", en: Crónicas para la Historia de Betanzos, Lugami Artes Gráficas, Betanzos, 2011, s.p. Disponible: http://www.cronistadebetanzos.com/wp-content/uploads/2013/01/ordenanzasplateros.pdf
PÉREZ COSTANTI, Pablo, “Notas retrospectivas galicianas : La fiesta del Corpus en Betanzos”, en: Almanaque Gallego para 1924, Buenos Aires, (01/011924), pp. 46-51. Disponible: http://galiciana.bibliotecadegalicia.xunta.es/es/consulta/registro.cmd?id=10000000532
PÉREZ COSTANTI, Pablo, Notas viejas Galicianas, Imprenta de los Sindicatos Católicos, Vigo, 1925-27 (3 vols.), vol. II, pp. 111-14 (ed. 1993, pp. 248 ss).

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