Hasta 1936 se representaba anualmente el martes de
entroido, alternativamente en cada una de las tres aldeas de Liñares, Couso y Córcores (Avión-OU), una Corrida de Mouros e Cristiáns en la que intervenían una docena de varones de dichas localidades montados a caballo, seis como moros y seis de cristianos. Según Rocío Areán Iglesias, que sigue las noticias que le proporcionó a principios de la década de 1990 el vecino de Couso Manuel Vázquez Merelles, de 70 años, los Moros iban vestidos de blanco con turbantes y túnicas hechas de sábanas, y las cimitarras que esgrimían eran de madera. Los Cristianos llevaban uniformes militares de la época, a los que añadían toda clase de galones, según la graduación de cada componente, y sus sables eran auténticos. Para la batalla se situaban los caballeros en hileras enfrentadas. La lucha comenzaba con un desafío verbal en verso, seguida de un simulacro de enfrentamiento armado que finalizaba con la reconciliación de ambos bandos.

Al finalizar se escenificaban los
Chascarrillos sobre los hechos dignos de burla sucedidos en la zona durante el año. Estos versos unas veces se preparaban y ensayaban con la ayuda del maestro/a y en el mayor de los secretos; y en otras se hacían en forma de desafío verbal (regueifa), improvisando las respuestas adecuadas a los ataques recibidos. Había vecinos, como la señora Remedios, que los improvisaban con gran facilidad.

Las
Corridas se hacían también, pero no en el entroido sino al finalizar la siega del centeno, en otras parroquias de la zona (cf. FICHA nº 30: https://juliomontanes.synology.me/bases/morosycristianos/index.php?-table=morosycristianos&-action=browse&-cursor=0&Numero==30).

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REFERENCIAS:

AREÁN IGLESIAS, Mª del Rocío,
Elementos estéticos y pervivencia de las formas en el carnaval tradicional de Ourense [Tesis Doctoral], Universidad Complutense - Facultad de Bellas Artes, Madrid, 1994, pp. 299-300.