Según el testimonio del Padre Bolandista Daniel van Papebroeck, en su juventud (mediados del siglo XVII) sobre la entrada del coro de la Catedral de Maguncia -hoy desaparecido-, había un Tutivillus “
pintado de verde” [1] con una cartela en la que aparecía el verso que transmite Juan de Gales: FRAGMINA VERBORUM TITIVILLUS COLLIGIT HORUM, recordando a los cantores la obligación de pronunciar íntegramente las sílabas del canto.

La nota, en un comentario a la voz
Maleviridis en la Vida de San Floro, dice lo siguiente:

“Papebrochius noster se annis abhinc quinquaginta & amplius in Cathedrali Moguntina supra ingressum chori observasse damonem sub nomine Titivilli viridi colore expressum in dossuaria corbe veluit colligentem verba qua a psallentibus forte pratermittebantur, cum adscripto versu, psallentes debita attentionis atque integra pronuntiationis admonente quia Fragmina verborum Titivillus colligit horum”.

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[1] Es el color lo que lleva al autor a relacionarlo con el demonio Maleviridis mencionado en la Vida de San Floro. El verde es un color frecuente en los demonios a partir del siglo XV y, como en el caso del azul, suelen interpretarse como alusiones a la vanidad del pavo real.

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REFERENCIAS:

Acta sanctorum Junii, ex Latinis & Græcis, aliarumque gentium monumentis, servatâ primigeniâ veterum scriptorum phrasi, ex typographia Henrici Thieullier, Antverpia (=Amberes), 1715, Volumes 6-7, Appendix ad Diem XI Julii, p. 107. Disponible: https://books.google.es/books?id=tfdIAAAAcAAJ
SAMARAN, Charles, "Titivillus, démon des copistes", en: Mélanges dédiés à la mémoire de Félix Grat, Pecqueur-Grat, París, vol. I, (1946), pp. 301-310 (p. 310).