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Papamoscas de Carril (ca. 1870)

 

Decadencia y resurgir de los Gigantes en Galicia

  

  En 1892 Andrés Martínez Salazar afirmaba que desde finales de la década de 1880 en los programas de fiestas patronales de las ciudades y villas gallegas nunca faltaban los “Gigantes y Cabezudos”, y consta que a principios del siglo XX la totalidad de las ciudades y villas importantes de Galicia, y muchas localidades menores, tenían Gigantes que seguían saliendo en las procesiones del Corpus (Baiona, Redondela…) o se habían trasladado con su acompañamiento de cabezudos a las fiestas patronales como en Santiago, A Coruña, Mondoñedo o Tui. Sin embargo, en los años 30-40 las noticias empiezan a escasear por el impacto que tuvieron en las procesiones religiosas la legislación de la II República y el parón en los festejos populares provocado por la Guerra Civil. Quizá influyó también la extensión de los tendidos eléctricos en las villas gallegas, que dificultaba el paseo por las calles de los gigantones. Al menos esta causa se menciona en el norte de Portugal como motivo para haber dejado de sacar al gigante San Cristóbal en las procesiones del Corpus, y en Viveiro (Lugo), aunque no dejaron de desfilar en las fiestas, tenemos noticias de los problemas que causaron los tendidos eléctricos en las salidas de los gigantones que se hicieron nuevos en 1907.

 

 En los años 50 dejaron de salir muchos de los gigantes gallegos y aunque algunos pervivieron (Santiago, Ribadeo, Forcarei, Viduedo…) o se recuperaron en los 60, el resurgir de los gigantes en Galicia no se produjo hasta la década de 1980 cuando la práctica totalidad de los ayuntamientos que habían tenido gigantes encargan piezas nuevas y a ellos se unen algunas otras localidades sin tradición gigantera. Los gigantes gallegos actuales son pues, en su mayor parte, figuras recientes realizadas los años 80 y 90 del siglo XX. Algunos son piezas importadas: de encargo como los de Redondela, confeccionados en Valencia en 1981, o los de A Pobra comprados en Zaragoza (1985) y Barcelona (1994), o de catálogo, de las casas Aragonesa de Fiestas, El Ingenio y Mirete como los de Pontevedra, Baiona, Ponteareas... etc. Muchos, sin embargo, fueron realizados en Galicia en talleres locales o en el del escultor César Lombera (Catoira, Pontevedra), especializado en los años 80 y principios de los 90 en la construcción de gigantes y cabezudos que confeccionó para varias decenas de localidades gallegas (Ourense, Vigo, Santiago, Pontedeume,…).

 

 Los ejemplares más antiguos conservados son los pertenecientes al cabildo de la Catedral de Santiago. En la actualidad salen unas copias en fibra de vidrio que hizo César Lombera en 1993 pero se conservan las cabezas antiguas. Antiguas son también las centenarias Almazonas de Viduedo (Ourense), los Cocos de Ribadeo (1857) y los cabezudos de A Cañiza (Pontevedra), con algo más de cien años de vida. Sin embargo, los gigantones de Santiago (siglo XVIII) y los de Ribadeo (siglo XIX), aunque se conservan, han sido sustituidos en los desfiles por copias modernas y los más antiguos que siguen saliendo son los de Caldas de Reis (ca. 1860) y los de Carril (ca. 1870).

 

 El caso de Lombera, un escultor de cierto prestigio dedicado a la construcción de gigantes, no es excepcional ya que sabemos que los gigantes compostelanos fueron obras de dos artistas de primera línea (el escultor Mateo de Prado en 1660 y el arquitecto Clemente Fernández Sarela en 1757) y que figuras tan importantes del arte y la cultura gallegas como Castelao trabajaron en la construcción y reparación de gigantes y cabezudos gallegos a principios del siglo XX. También sabemos que el escultor Francisco Asorey pintó siendo niño por encargo del Ayuntamiento las cabezas de los gigantones de Cambados (ca. 1900), las cuales, según Manuel J. Lema, "agradaron extraordinariamente a cuantos las vieron, pero como el neófito pintor no conocía la preparación de la pintura al óleo, ocurrió que al año siguiente, al querer sacar los gigantones a danzar por las calles, estos no pudieron salir porque la pintura preparada contenía gran parte de aceite de oliva de cocinar y se había corrido y apegotado formando una capa de manchones verdeoscuros y negros".
 

 Desde finales del siglo XX han proliferado los cursos y los talleres municipales de construcción de cabezudos y de gigantes (Ribadavia, Pobra, Tomiño, Melide, Bueu, Ortigueira, Foz, Noia…), y aparecieron constructores y grupos de giganteros profesionales como Viravolta Títeres de Lalín, Os Monicreques de Kukas (Santiago), Art-Monium, Os Quinquilláns, Troula, Tarabela…, especializados en espectáculos de marionetas, zancudos, gigantes y cabezudos así como en su construcción y restauración. La existencia de estas compañías profesionales o semiprofesionales ha venido a cubrir la escasa implantación de agrupaciones de aficionados. No hay en Galicia nada similar a las collas catalanas y valencianas (los pincheiros de A Pobra do Caramiñal son lo más parecido); los gigantes gallegos son generalmente de propiedad municipal y para sacarlos suele recurrirse a empleados del ayuntamiento o a voluntarios, que no siempre se encuentran, lo que ha llevado a algunos concejos a encargar la conservación y exhibición de los gigantes a empresas privadas (Xerpo Cultural en Porriño, por ejemplo), e incluso algunos ayuntamientos que no disponen de gigantes propios los incorporan anualmente a sus festejos contratando a compañías profesionales (Viravolta en Lalín, Art-Monium en Vilanova dos Infantes, etc.).

 

 En los últimos años, varias asociaciones culturales interesadas en la conservación y recuperación del patrimonio etnográfico de Galicia han recuperado, restaurado y en muchos casos construido, Gigantes y/o Cabezudos que han introducido en las fiestas populares, en colaboración con las autoridades locales o al margen de ellas. Valgan como ejemplos, entre otros muchos, la asociación Volandeira de Cambados, que en 2008 recuperó la antigua tradición de los papamoscas de San Benito; la asociación cultural Folión de Sobrado (Pobra de Trives), que restauró en 2015 una cabezuda y unos antiguos gigantes del siglo XIX y volvió a exhibirlos en la Festa Medieval de San Salvador de Sobrado, o la asociación Crearte de Sarria, que en colaboración con el Ayuntamiento, restauró en 2012 los gigantes y un cabezudo antiguos, y confeccionó otros cabezudos nuevos para las fiestas de San Juan.

 

Cabezas originales de los Cocos de Ribadeo (1857)

 

Gigantes de Caldas de Reis (ca. 1860), probablemente los más antiguos que continúan saliendo en Galicia.

 

Cabezudos de A Cañiza (finales del s. XIX)

 

© Julio I. González Montañés 2012-2017

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