Aunque la fiesta del Corpus Christi se celebraba en Compostela desde 1380 y sabemos que en el siglo XV ya había procesiones espectaculares en la ciudad, hasta donde yo conozco la primera referencia segura sobre los gigantes aparece en Santiago en 1660, año en el que constan en las Actas capitulares y en el Libro II de Fábrica de la catedral compostelana pagos al escultor Mateo de Prado por los moldes que había hecho “para los ocho gigantes del Corpus”. Las investigaciones del archivero Pablo Pérez Costanti no han podido precisar si se trataba de los primeros o sustituían a figuras anteriores deterioradas. El número de ocho coincide con el que tenemos documentado en otros lugares en el siglo XVII (Valladolid o Toledo, por ejemplo) y sabemos que en Santiago se les tenía por representación de los peregrinos que desde diferentes partes del mundo acudían a Compostela para visitar al Apóstol, siendo las figuras personificación de las razas y continentes [1].
Neira de Mosquera afirmó en 1850 que los gigantes salieron en las fiestas del Apóstol de 1508, pero no se conservan documentos que prueben su afirmación. En su relato, Neira, como es habitual en él, mezcla datos de fechas distintas y añade buenas dosis de imaginación, pero en su descripción de las Fiestas del Apóstol de 1508 dice ser históricos todos los nombres y circunstancias, y afirma tomar los datos del Libro de Consistorios de 1502-14 del Archivo Municipal, aunque el Libro de Consistorios (desde 1996 en el Archivo Histórico Universitario A.M-2) nada dice de los gigantones. Sin embargo, al manuscrito del Libro le faltan numerosos folios, perdidos antes de la actual encuadernación y numeración que hizo Pérez Costanti en 1897, de modo que no es imposible que los datos existieran y Neira, u otra persona, arrancase las páginas (concretamente, en 1508 no hay consistorios desde el 14 de junio hasta el 20 de septiembre). Es probable que la afirmación de Neira sea cierta y que los gigantes saliesen en las procesiones del Corpus compostelanas desde principios del siglo XVI. En esas fechas están documentados en otras ciudades de España (Toledo, Barcelona...), en 1617 los había en A Coruña y muchas de las afirmaciones de Neira sobre las fiestas compostelanas de 1508 han podido ser verificadas por otras fuentes documentales (cf. https://juliomontanes.synology.me/bases/representaciones/?-table=representaciones&-action=browse&-cursor=0&Numero==5).
Los gigantes antiguos de Santiago debieron de ser, como en la actualidad, piezas espectaculares, si juzgamos por los cuantiosos pagos que el cabildo catedralicio realizó entre 1661 y 1663 por la construcción de las figuras, la pintura de las cabezas, y los vestidos y pelucas. Sin duda llamaban la atención y sabemos que se prestaban en ocasiones extraordinarias como sucedió en 1673 cuando el cabildo se los dejó a los jesuitas para la celebración de la canonización de San Francisco de Borja y el traslado de la Compañía a la nueva iglesia del Colegio, en 1707 cuando participaron en la procesión del traslado del Sacramento desde San Martín Pinario al convento de San Paio (21 de mayo), y en las fiestas por el nacimiento del príncipe Luis Fernando (el pintor Jacinto Barrios les hizo caras nuevas y Antonio Pernas manoplas), o en 1713 cuando salieron en las fiestas de San Pío V [2]. A lo largo de los siglos XVII y XVIII consta la preocupación del cabildo por su mantenimiento y mejora, como demuestran los pagos por aderezos en 1677, 1697 (repintado de cabezas), 1704 y 1734 (nuevos vestidos), 1741 (pintado) y 1747 (bordones dorados). Dañados o destruidos en el incendio que sufrió la sala capitular en 1751, los gigantes compostelanos fueron recompuestos casi completamente en 1757 por el arquitecto Clemente Fernández Sarela y se siguió invirtiendo en su conservación [3]. En 1782 se les compraron pelucas, en 1784 fueron repasados por el escultor Juan Pernas y en 1794 se adquirieron polainas y calzado para los portadores [4].
No está claro en qué momento los Gigantes del Corpus empezaron a intervenir también en las fiestas del Apóstol [5] pero sí sabemos que por efecto de las prohibiciones de Carlos III abandonaron las procesiones y su actividad quedó reducida a algunas ocasiones extraordinarias [6] y a las fiestas de Apóstol en las han seguido saliendo con continuidad hasta nuestros días. Las noticias sobre sus salidas se repiten prácticamente todos los años en la prensa compostelana y gallega de los siglos XIX y XX lo que permite afirmar que los gigantones de Santiago son los únicos gallegos que se han mantenido ininterrumpidamente hasta nuestros días con ausencias documentadas tan sólo algunos años aislados (por ejemplo, en 1875 el cabildo, inmerso en una profunda crisis financiera, decidió no sacarlos para ahorrarse los gastos que ocasionaban). Su popularidad trascendió las fronteras gallegas y en la villa portuguesa de Viana do Castelo consta que los gigantones se introdujeron a finales del siglo XIX en las fiestas de la Virgen de la Agonía a imitación de los de Compostela, cuyas danzas habían entusiasmado al regidor local Luis Valença [7].
La prensa del siglo XIX nos informa de sus actuaciones el día 24 de julio, víspera del Apóstol, cuando salían de la Catedral por el Portal Real y en la Plaza de la Quintana y la de los Literarios ejecutaban tres danzas tradicionales acompañados por la música de las gaitas y el estruendo de los petardos (el rastreiro), y, desde 1879, por una comparsa de cabezudos propiedad del Ayuntamiento. Mayor interés, como testimonio de su origen religioso, tiene su presencia el 25 de julio en la liturgia de la fiesta del Apóstol Santiago en la que los gigantones asistían a la Misa (dos de ellos, el Coco y la Coca, en la Capilla Mayor [8]) y bailaban al finalizar la misma una parsimoniosa danza dentro del templo y ante el mismo Altar Mayor.
Tenemos noticias también de su intervención en las recepciones de Reyes y personajes importantes (el arzobispo Malvar en 1784, los Duques de Montpensier en 1852, Alfonso XII en 1877 y Alfonso XIII en 1904 y 1909, por ejemplo), en la procesión sacramental de la parroquia de San Fructuoso, encabezando la procesión en la que intervenían imágenes de todas las parroquias y en las fiestas de la Ascensión (foto Ksado de 1920: https://www.todocoleccion.net/postales-galicia/santiago-compostela-gigantes-cabezudos-fiestas-ascension-1920-fotografica-rarisima~x37114023). La prensa informa así mismo de su presencia en las ceremonias de apertura de la Puerta Santa el 31 de diciembre al comienzo de los años jubilares [9] y repite constantemente la interpretación “oficial” de los programas de Fiestas del Apóstol que los justifican como representación simbólica de los diferentes pueblos de la Tierra –o de sus Reyes- que desde las cuatro partes del mundo acuden para postrarse ante el Apóstol [10]. Por la prensa sabemos también de las reparaciones periódicas que se les hacían (1909, 1918, 1948, 1965...), de los cambios de vestuario –sobre todo de la Coca, para adaptarse burlescamente a los vaivenes de la moda femenina-, y de algunos conflictos como la amenaza de huelga de los portadores en 1907 si no se les aumentaba el salario (El norte de Galicia, nº 1932 (26/07/1907), p. 2).
Se mantuvieron los gigantones a lo largo del siglo XX con algunos cambios de vestuario y repintados testimoniados por las fotografías que se conservan de los mismos. En 1992-93 sufrieron una profunda remodelación de la mano del escultor César Lombera que realizó copias de las cabezas originales (se conservan las antiguas, restauradas, en el taller del escultor) y nuevos armazones [11]. Se hicieron también trajes nuevos y desde entonces se mantienen invariables. En la actualidad, los gigantes de la Catedral ya no bailan en la Misa del Apóstol [12] pero siguen haciendo su salida el 24 de julio a la Plaza de la Quintana acompañados por la comparsa de cabezudos del Ayuntamiento.
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[1] PÉREZ COSTANTI, Pablo, Notas viejas Galicianas (3 vols.), Imprenta de los Sindicatos Católicos, Vigo, 1925-27 (reed. Xunta, Santiago, 1993), pp. 101 ss. En el siglo XVI contamos con descripciones muy completas de la organización de la procesión del Corpus en Compostela y del aparato espectacular que la acompañaba, con numerosas danzas gremiales, carrozas, salvajes y Coca o Tarasca, pero en ellas no se menciona a los gigantes.
[2] Para el caso de 1673, véase GONZÁLEZ MONTAÑÉS (2008). La procesión de 1707 se hizo cruzando la Catedral y con el Sacramento bajo un palio nuevo donado por D. Diego de Zárate y Murga, primer Marqués de Montesacro (véase GARCÍA COLOMBÁS, Benito M. (O.S.B.), Las Señoras de San Payo : Historia de las monjas benedictinas de San Pelayo de Antealtares, Caja de Ahorros de Galicia, Santiago de Compostela, 1980 (p. 254). Disponible: http://www.monasteriosanpelayo.org/noticia.php?idnoticia=36). Salieron también en 1713 con ocasión de las fiestas por la canonización de San Pío V: en la procesión del primer día de los nueve que duraron los festejos de 1713 pudo verse a “los gigantes de la catedral que expresaban los enemigos de la Fe de quienes triunfó Pío V...” (Fiestas compostellanas : con que la...ciudad de Compostella celebró en...Nuestra Señora de Bonaval la canonización del Máximo Pontífice San Pío V, Antonio Pedache, Santiago de Compostela, 1715, p. 33).
[3] Libro de Fábrica V, 5 de agosto de 1757. Anotación de un pago de “900 reales a Clemente Fernández Sarela, aparejador de las obras de esta Santa Iglesia, por el trabajo extraordinario en la hechura y composición de los Gigantes”. El documento parece indicar que los gigantones se hicieron nuevos, de modo que las cabezas de los gigantes antiguos compostelanos serían de las más antiguas conservadas en la Península, compitiendo en antigüedad con las viejas de Toledo, las cuales habrían sido encargadas a un constructor de Barcelona en 1755 por el cabildo toledano y estrenadas en 1756 (cf. SÁNCHEZ MOLTÓ, Vicente, “Los gigantes y el bestiario festivo del corpus, patrimonio inmaterial de la humanidad”, en: Revista de la Confederación Española de Centros de Estudios Locales, CSIC, nº 8 (2008), pp. 115-163 (p. 133). Disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3208491).
[4] Nuevos retoques se les hicieron en 1848, 1858 y 1875 (véase CARRO GARCÍA (1952), p. 17).
[5] Según algunos autores (véase el artículo titulado “La Batalla de Clavijo y las Fiestas del Apóstol”, en: La Gacetilla de Santiago (25/07-1872), p. 1), las Fiestas del Apóstol comenzaron “en los siglos XIII o XIV” y ya entonces salían “los gigantes que hoy recorren las calles”. Sin embargo, no hay documentación ni indicios que prueben esta afirmación hasta 1508.
[6] Por ejemplo, el día de San Fernando de 1814 y en el contexto de las celebraciones que los absolutistas organizaron en Santiago para festejar el regreso a España de Fernando VII hubo un desfile de comparsas en el que la Revolución Francesa estaba representada por los ocho gigantones del Cabildo, un águila y ocho furias vestidas de negra tela ensangrentada, según nos relata la Estafeta Compostelana.
[7] Véase la FICHA: https://juliomontanes.synology.me/bases/xigantesper/index.php?-table=xigantesper&-action=browse&Registro==4, y SENA de VASCONCELOS, Maria Emilia, “Gigantones, Cabeçudos e Zabumbas”, en: Cadernos Vianeses, Câmara Municipal, Viana do Castelo, vol. IV, junio (1980), p. 177.
[8] La denominación Coco y Coca para los dos gigantes de raza blanca aparece en el siglo XIX (hacia 1875 según Carro Otero), antes se los conocía como “Gigantes pequeños”, “Maragatos” o “Corcobados” y a los otros gigantones como “Romeiros”, “Asiáticos o Turcos”, “Negros o Mouros”….etc.
[9] Véase, por ejemplo, Gaceta de Galicia. Diario de Santiago, 02/01/1880/, p. 3 y El Eco de Galicia, A Coruña, 01/01/1909, p. 1.
[10] Véase Gaceta de Galicia, 12 y 23/07/1889, p. 2. Consta la existencia de programas de mano impresos desde 1844 y se conservan casi todos desde 1875 hasta la actualidad, al principio de una sola hoja y desde 1897 ilustrados con fotografías, de varias páginas y con importantes tiradas de hasta de 10.000 ejemplares. La mayor parte de ellos pueden consultarse digitalizados en internet en: http://www.cmg.xunta.es/mediateca/hemeroteca/ (véase también TOJO RAMALLO (1996), pp. 31 ss.) En todos ellos se repite la interpretación de los gigantes como peregrinos jacobeos que en nuestros días (año 2000) hicieron realidad los miembros de la comparsa de geganters de Vallgorguina (Barcelona) al peregrinar a Compostela con su gigante l'Avi Montassell a hombros. l'Avi se convirtió así en el primer gigante peregrino del mundo y recibió como premio una autorización especial del Cabildo para poder permanecer en el interior de la Catedral.
[11] Realizadas en papel de estraza encolado, se encontraban el taller en julio de 2007 a la espera de que el Museo do Pobo Galego o alguna institución se hiciera cargo de ellas (cf. La Voz de Galicia, 07/07/2007). No está claro que se trate de las cabezas que Mateo de Prado hizo en 1660 como afirma Lombera, ya que, como hemos visto, consta que los gigantes compostelanos fueron recompuestos casi completamente en 1757 por el arquitecto Clemente Fernández Sarela y retocados más tarde por Juan Pernas. Por otra parte, Bartolomé Domingo, el autor de los gigantes navarros de Estella en 1905, afirma en su curriculum haber confeccionado gigantes para Zaragoza, Calahorra, Jaca y Santiago —probablemente la pareja conocida en la actualidad como los Cocos— (cf, ITÚRBIDE DÍAZ, Javier, Pequeña Historia de los Gigantes de Estella, Comparsa de gigantes y cabezudos de Estella-Lizarra, Pamplona, 1995).
[12] Dejaron de hacerlo a principios de los años 60. La tradición popular sostiene que la imagen del Apóstol sonreía cuando danzaban en la catedral el 25 de julio.
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REFERENCIAS:
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Año Santo en Santiago/Ano Santo em Compostela (1915), producción cinematográfica de Invicta Film de Oporto, realizada probablemente para el exhibidor gallego Isaac Fraga, Filmada en julio de 1915 por el operador Manuel Cardoso Pereira y recuperada en 2006 por el CGAI y la Cinemateca Portuguesa-Museu do Cinema, es la primera película conocida de los gigantones compostelanos.
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Foto: https://entrevinos.files.wordpress.com/2011/08/dscn0900.jpg
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