Moros y Cristianos en Galicia
Introducción
Las Fiestas de Moros y Cristianos están muy extendidas por toda la Península, y aunque las más conocidas se encuentran en la zona levantina y andaluza, se conservan todavía siete en Galicia y hay noticias de la existencia de otras veinticinco más, en la actualidad desaparecidas. Las luchas rituales entre dos bandos son uno de los complejos festivos más extendidos por todo el mundo, pero es probable que las fiestas de Moros y Cristianos peninsulares tengan su origen remoto en los torneos y mêlées que tenían lugar en las grandes festividades reales y nobiliarias de la Edad Media, y en los alardes militares instituidos para conmemorar victorias bélicas y como entrenamiento para las milicias ciudadanas. En sus comienzos fueron probablemente rituales de conquista, -así parecen indicarlo las primeras noticias que tenemos de las fiestas (Lérida 1150, Zaragoza 1300, Ceuta 1309, Valencia 1373 y la Crónica de Lucas de Iranzo 1462)-, transformándose en la época de los Austrias en un festejo cortesano, mezcla de juego y drama, y pasando a las fiestas populares donde se convirtieron en farsa.
En Galicia fueron abundantes hasta hace pocos años, especialmente en el sur del país (las hay también en el norte de Portugal), y todavía perviven algo más de media docena, representadas anual o esporádicamente (Laza, A Franqueira, A Saínza, Trez, Retorta, Mouruás y Mouriscados). Además, gracias al trabajo etnográfico de Vicente Risco, Xesús Taboada Chivite, X. M. González Reboredo y otros, tenemos noticias y descripciones de más de una veintena, hoy desaparecidas (Bentraces, Redemuiños, Magros, Vilanova de Arousa...) (cf. la Base de Datos). El primer testimonio de su celebración lo tenemos en el Corpus de Santiago en 1570 y el segundo en el Corpus vigués de 1628, en el cual los sombrereros de la ciudad representaron un regocixo, vestidos en ábito de moros (…) con sus arcabuces y flascos (…) llevando su atambor que baya tocando delante. También en el contexto del Corpus se celebraron, según Neira Cancela, fiestas semejantes en Ponteareas y Ribadavia. Sin embargo, en los ejemplos modernos documentados la representación ya no aparece vinculada a la fiesta del Sacramento, como sucede en los casos más antiguos, sino que se integra en las fiestas patronales, especialmente en las del Apóstol Santiago, pero en los textos hay frecuentes referencias a la defensa del Divino Sacramento y a Jesús sacramentado (Retorta) lo que lleva a pensar que el origen de muchas podría encontrarse en el Corpus.
En varios casos la tradición popular gallega habla de una rememoración de la legendaria
Batalla de Clavijo, en la que Santiago habría ayudado a las tropas cristianas de Ramiro I frente al enemigo musulmán, lo que establece una conexión jacobea y permite pensar que la historia de Señor Santiago a caballo como cuando fue lo del Rey Ramiro, que llevaban los azabacheros en el Corpus compostelano de 1570 era en realidad una representación de Moros y Cristianos en la que intervenían también los herreros con cuarenta o cincuenta arcabuceros con sus flascos e polvera todo puesto por su orden y muy bien adrezados. En los textos gallegos conservados de Mouruás y Redemuiños se encuentran alusiones a la legendaria Batalla de Clavijo, al no menos legendario Tributo de las cien doncellas, y a las historias y personajes del ciclo carolingio medieval (Carlomagno, Roldán, Oliveros, Reinaldos, Balán, Fierabrás, Ferragut...), historias que fueron muy populares por toda Europa y que sabemos fueron conocidas en Galicia, León-Zamora y el norte de Portugal, zona en la que también tuvieron reflejo en el siglo XIX en las representaciones populares de Moros y Cristianos: el Auto de Floripes, representado en Neves (
Viana do Castelo), y en Palme (Barcelos), y
Comédia dos Doze Pares de França de Argozelo (Vimioso).