Tutivillus
 

                   © Julio I. González Montañés   

      

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¿Confundidor de escribas?

 

 

Tot enim vulnera Satanas accipit, quot antiquarius Domini verba describit

Satanás recibe tantas heridas como palabras del Señor copia el escriba

Casiodoro (Institutiones, Lib. V, siglo VI)

 

 

  Probablemente el tópico más extendido en la Red e incluso en la bibliografía actual sobre Tutivillus, es el que lo convierte en demonio patrón de los escribas. Numerosos autores y páginas de internet le adjudican la labor de confundir a los amanuenses medievales, siendo el causante de los errores de copia en los manuscritos y proporcionando una excusa fácil a los copistas para las erratas, de las que Tutivillus sería siempre el responsable.

 

  Jeanne Vielliard lo calificó como "démon des copistes et des moines étourdis" y, en la actualidad, aficionados a la caligrafía no dudan en ofrecer su obra In uenerationem Titivillus, hay talleres de escritura que se presentan con el título Incipit Tutivillus, varias editoriales, en Italia, Francia y España, tienen la denominación comercial de Ediciones Tutivillus, y también revistas universitarias (Titivillus: revista internacional sobre el libro antiguo) insisten en su papel de merodeador de scriptoria e imprentas.

 

 Sin embargo, en la documentación medieval no hay ninguna referencia clara a esa labor, y lo mismo sucede en el Arte. La cita de Casiodoro que encabeza este capítulo prueba la importancia atribuida por la Iglesia a la escritura en la lucha contra el maligno y en la labor catequizadora, y Orderic Vital, a finales del siglo XI, cuenta en su Historia eclesiástica el exemplum de un monje amanuense salvado en el Juicio Final porque el número de letras que había escrito a lo largo de su vida superaba en una a las de la lista de sus pecados presentados en un libro por el demonio, prueba del conocimiento de los textos patrísticos en los que se hace referencia a demonios escritores de pecados para presentarlos en el Juicio, pero no de la labor de Tutivillus confundiendo a los amanuenses.


  Solo conozco dos textos más, ambos de finales de la Edad Media, en los que se ha pretendido ver una referencia a Tutivillus como confundidor de escribas. El primero, unos versos latinos que, como hemos visto, debieron de ser muy populares en Alemania a finales del siglo XV y en el XVI, no resiste el mínimo análisis crítico. La Littera neglecta que en ellos se menciona no es de ninguna manera letra no escrita, sino letra omitida en los rezos, las lecturas o las salmodias, lo cual resulta evidente si se lee el texto completo:

 

“Canonicas Horas, si devote legis, oras,

Tunc orantur Hore, cum corde leguntur et ore,

Littera neglecta, vel syllaba murmure tecta,

Dictio non recta, si sit male lectio lecta,

Fragmina verborum Titivillus colligit horum,

Quaque die mille vicibus se sarcinat ille…"

 

  El segundo texto es un caso algo más complicado. Se trata de una nota marginal añadida (1575) en un manuscrito irlandés de principios del siglo XV, el Leabhar Breac (c. 1408-11) en la cual un amanuense se lamenta, en un par de líneas dirigidas a un compañero, de tener la tinta llena de diabluras. El texto de la nota en irlandés es el siguiente:

 

"… Misi Cormac mac in Chosnomaig, aga froma a nDun Daigre, log in sgribinn, ocus ataim eglach gur mor duinn fuaramar d'ulc in duib s[eo]. Anno Domini 1575".

 

Y la traducción inglesa que suele ofrecerse en la bibliografía (Marc Drogin), la que sigue:

 

  "… I am Cormac, son of Cosnamach, trying it at Dun Daigre, the place of the writing, and I am afraid we have got too much of the mischief in this ink..." […. Soy Cormac, hijo de Cosnamach, que se ejercita en Dun Daigre, el lugar de la escritura, y me temo que tenemos demasiadas diabluras en esta tinta].

 

   No tengo conocimientos de Middle Irish y no puedo discutir la traducción al inglés de mischief (en español travesuras o diabluras) pero, incluso admitiéndola, no me parece de ninguna manera una prueba concluyente de la existencia de una creencia medieval en un demonio cuya función fuese la de confundir a los copistas, función que, por otra parte, no aparece mencionada en la bibliografía sobre el demonio hasta la segunda mitad del siglo XIX, y al principio solo en Francia. La historiografía del teatro inglés, en el que Tutivillus es un personaje importante, nunca le atribuye el rol de distraedor de escribas, y en Italia, Arturo Graf, por ejemplo, en su conocido libro Il diavolo (1889), recoge numerosos casos de intervenciones de demonios en los monasterios y menciona a Tutivillus, pero no como confundidor de escribas sino en su faceta de recopilador de los errores en el canto y la salmodia.

 

   Creo, por tanto, que Charles Samaran estaba en lo cierto cuando atribuyó a Anatole France el haber difundido la idea de la existencia de un demonio dedicado a confundir a escribas e impresores en su prólogo a la Vie de Jeanne d’Arc (1908):

 

  "Au siècle que j'ai essayé de faire revivre en cet ouvrage, un démon nommé Titivillus mettait chaque soir dans son sac toutes les lettres omises ou changées par les copistes durant la journée et les portait en enfer, pour que Saint-Michel, alors qu'il pèserait les âmes de ces scribes négligents, mît la part de chacun dans le plateau des iniquités. Je crois que ce diable, justement vétilleux, s'il a survécu à la découverte de l'imprimerie, assume aujourd'hui la lourde tâche de relever les coquilles semées dans les livres qui prétendent à l'exactitude…" (A. France).

 

   Anatole France no fue, en rigor, el inventor de la idea, sino su difusor, ya que debió de basarse en algunas referencias en Diccionarios anteriores. Samaran cita el Dictionnaire historique des arts, métiers et professions exercés dans Paris depuis le treizième siècle de Alfred Franklin (1906, voz Copistes), al que añado la que probablemente sea la primera referencia concreta del asunto en la bibliografía francesa, datada en 1877 (CROZALS, Jaques de, Lanfranc, archevêque de Cantorbéry, sa vie, son enseignement, sa politique, Sandoz et Fischbacher, París, 1877, p. 66):

 

"….la superstition s'en mêla : on inventa un démon : Titivitilarius, ou Titivillus, qui emportait les sacs de syllabes oubliées par les moines dans les psalmodies nocturnes ou dans les copies des libres".

 

El origen de la asociación de Tutivillus con los copistas se encuentra probablemente en un párrafo de Victor Le Clerc en su influyente Histoire littèraire de France, fuente de P. Laroussse (1866), J. Crozals (1877), Alfred Franklin (1902 y 1906) y Antole France (1908). En él, Le Clerc se refiere al Tutivillus recolector de síncopas y a continuación a la historia de Orderic Vital sobre el monje salvado por haber escrito más letras que las de la lista de sus pecados, estableciendo un lazo entre ambas que llevó a la confusión posterior. Ya en 1866 el Grand dictionnaire universel du XIXe siècle de Pierre Larousse (voz Écritoire) repite las palabras de V. Le Clerc sobre "autre tradition, plus encourageante pour les religieux de bonne volonté, raconte que chaque lettre des ouvrages qu'ils avaient transcrits, produite par leur ange gardien devant le tribunal du souverain juge", y a partir de ahí las menciones se multiplican.

 

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   Por lo que se refiere a las representaciones plásticas del tema, tampoco existen casos claros que avalen la existencia de un demonio, sea Tutivillus u otro, dedicado a provocar errores de los copistas y, desde mi punto e vista, todos los casos que se han identificados como tales son dudosos, cuando no claramente erróneos.

 

  El más antiguo es una inicial G en un manuscrito bohemio de La Ciudad de Dios de San Agustín (véase FOTO), en el interior de la cual se representa al Santo de Hipona  escribiendo su obra y la letra se ornamenta con dos bustos clipeatos (San Marcelino y ¿Donato/Diocleciano?), elementos vegetales, animales fantásticos y cabezas de fieras y demonios, rematando con una cabeza de demonio o dragón que muerde el atril de San Agustín.   Hay quien lo considera una representación de Tutivillus, en su actividad de distraedor de escribas. Sin embargo, me parece un caso muy dudoso y  creo que se trata de una simple drôlerie que cuenta con numerosos paralelos en la miniatura de la época (véase Ficha).

 

   El segundo caso es un fresco de la iglesia danesa de Rørby (1400-1425) en el que aparece una representación indudable de Tutivillus escribiendo las omisiones en los rezos y, a la izquierda del demonio escritor, cuatro personas detrás de un banco de iglesia (dos mujeres y dos hombres) y en medio de ellas un diablo que señala una filacteria que dice en latín: SCRIBE BLASPHEMANTES (véase FOTO). Yarza lo presentó como un caso del “diablo que anota las faltas de los escribas y copistas en los ‘scriptoria’ de los monasterios, lo que enlazaría con su identificación en época posterior, con el diablo de la imprenta".  Sin embargo, creo evidente que la inscripción, no se refiere a escribanos blasfemantes, sino que lo que dice, es que Tutivillus “escribe lo que blasfeman”.

 

Otro caso muy difundido es una miniatura de un Libro de Horas al uso de Roma (Biblioteca Municipal de Tours, Ms. 2104, fol. 14, ca. 1510) que representa a San Bernardo escribiendo, y un diablo frente a su mesa apoyando una garra sobre el borde de la misma (véase Foto).

 En numerosas publicaciones y páginas de internet se presenta esta miniatura como un caso claro de Tutivillus en su supuesta faceta de merodeador de scriptoria y distraedor de amanuenses. Sin embargo, el titulus latino de la imagen dice, en tinta roja: Septem versus sancti Bernardi, y siguen a continuación los versos del Salmo 12: “Illumina oculos meos ne umquam obdormiam in morte nequando dicat inimicus meus prevalui adversus eum. In manus tuas Domine com [mendo spiritum meum]....

   Hay que pensar, por tanto, que se trata de una representación de la leyenda que relata como el demonio reveló a San Bernardo los versos de los Salmos cuya recitación diaria asegura la salvación, leyenda que en unos casos se asocia con San Bernardo de Claraval (siglo XI), y en otros con S. Bernardo de Mentón [=Menthon] (siglo X):

Legitur in vita Sancti Bernardi quod diabolus apparens et dixit quod sciret XII versus psalterii quos qui dixerit devote omni die salvarit. Et cum requisitus esset a beato Bernardo qui esset illi versus nolui sibi manifestare. Tunc rumdit beatus bernardus quod quotidie totum psalterium diceret. Audiens hoc diabolus manifestauit eo sibi et sunt isti sequentes... (Speculum Spiritualium, Henry de Balnea, ca. 1400).

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 Otra categoría de supuestos Tutivillus es la de los demonios que aparecen en ocasiones en las representaciones pictóricas de la escena de San Juan en Patmos, muy frecuentes en la miniatura francesa, flamenca e inglesa del siglo XV y también en la pintura flamenca del XVI (Dirk Bouts, El Bosco, Simon Marmion, Maestro de Jacques de Luxembourg…). En estas obras, el demonio, provisto de un arpón ganchudo, intenta robarle al santo el calamarium y el tintero –algo que en ocasiones consigue- para impedirle escribir el Apocalipsis. Tales demonios han sido presentados por algunos autores como Tutivillus en su faceta de confundidor de escritores, pero creo que se trata claramente del diablo que mencionan las leyendas y que su intención no es confundir al santo, sino impedirle redactar sus revelaciones, hurtándole los útiles de escritura o, en algún caso, derramándole el tintero (Libro de Horas Christie's (véase Foto), Biblia de Oxford, Canon Misc 249 folio 234r y Horas de Leonor de la Vega BNE Vitr/24/2, fol. 45v).

Recientemente, Eva Lindqvist Sandgren ha señalado que el origen del motivo se encuentra en la miniatura parisina de finales del siglo XIV y tiene sus raíces en un poema de Renaut (Saint Jean Bouche d'Or), en el teatro francés (Miracle de Nostre Dame de Saint Iehan Crisothomes et de Anthure, sa mere...), y en una confusión entre las leyendas de San Juan Evangelista y San Juan Crisóstomo.

La misma intención de impedir la redacción de una obra tiene el diablo que intenta robarle a Santa Brígida el libro de las Revelaciones en un grabado coloreado de una inicial de la editio princeps de Lübeck (Bartholomeus Ghotan, 1492, fol. 52r). 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Leabhar Breac (c. 1408-11)

 Royal Irish Academy, Dublín

(MS. 23 P 16, olim 1230, fol. 197)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

San Agustiín, inicial G. La Ciudad de Dios

Archivo del Castillo de Praga, codex A 21/1.

 

 

 

 

 

 

 

 

San Bernardo y el diablo

Libro de Horas al uso de Roma (ca. 1510)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fresco de Rørby

(Dinamarca, c. 1400-1425)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El diablo derrama la tinta de S. Juan

Libro de Horas Christie's

 

 

 

 

 

 

Revelaciones de Santa Brígida (1492)