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Entremeses en
gallego
Los
que se han ocupado del estudio del
Entremés famoso
sobre la pesca del rio Miño
,
pieza aparentemente insólita en el panorama teatral gallego del
siglo XVII, han recurrido en general para explicarla a suponer
la existencia de una tradición entremesística popular, hoy
perdida pero viva en la memoria de la gente que sigue
denominando entremeses a las representaciones
carnavalescas (Oimbra, Ulla), y en algunas escenificaciones
populares de contos [=cuentos] como las de Sergude, Melide y Lubián que
pervivieron hasta tiempos recientes.
En San Xiao de Sergude (Abegondo,
A Coruña) se escenificaron hasta principios del siglo XX en las
reuniones vecinales, piezas denominadas Contos (O
conto do lorcho, do furón, do raposo, do casamento ou do Pasteco,
do morto, O conto da vella que pariu un neno.... etc.).
Estas representaciones, obra exclusivamente de varones que
utilizaban un sencillo vestuario ocasional (colchas, tizne en la
cara, paja…), fueron estudiadas por Lois Carré, quien no dudó de
su carácter teatral aunque nunca afirmó que se tratase de
restos de una actividad entremesística popular antigua, algo que
se convirtió en certeza para Xaquín Lourenzo y Manuel
Pillado en su conocida obra sobre la historia del teatro gallego
(1979).
Similares a los
contos
de Sergude eran las representaciones paródicas improvisadas de
los fiadeiros de Melide (A Coruña), y de Lubián
(localidad del noroeste de la provincia de Zamora pero en el
área cultural y lingüística gallega), plenamente teatrales y
documentadas hasta la década de 1970 [1]. Se conservan también los textos
de algunos cuentos populares en gallego recogidos por
folcloristas de finales del siglo XIX o principios del XX sin
indicación de que fueran representados, aunque tienen partes
dialogadas e incluyen canciones, de manera que son perfectamente
escenificables. Un caso claro es el del cuento navideño recogido
por Armando Cotarelo titulado: Quen moito fala...
Tenemos además algunas pruebas de la
existencia de un teatro popular en gallego en el siglo XIX, al
margen e ignorado por el teatro regionalista que surgía en esos
momentos; teatro popular que podría ser también pervivencia de una
antigua actividad dramática o, al menos, prueba, como las
representaciones de Sergude, Melide y Lubián, de una afición
dramática en la sociedad campesina gallega. La difusión de este
teatro popular en gallego, representado también en
fiestas populares y romerías, explicaría, según la profesora Laura Tato Fontaíña, la publicación,
por parte de las autoridades gubernativas gallegas de la época, de las
disposiciones del Ministerio de Gobernación a finales del
reinado de Isabel II que prohibían la
representación de“obras dramáticas que estén exclusivamente
escritas en cualquiera de los dialectos de las provincias de
España” (Boletín Oficial de la Provincia de La Coruña, 20 de
Enero de 1867), prohibición que, por otra parte, se limitaba a
repetir la de Carlos IV en 1799: "En ningún teatro de España
se podrán representar, cantar ni bailar piezas que no sean en
idioma castellano...", y la del Reglamento de Teatros
de 1801 que prohibía los espectáculos dramáticos "que no
fuesen en idioma castellano".
Por lo que se refiere
a los textos, tan sólo se conservan de este teatro popular
decimonónico algunos Testamentos de animales, sin duda
carnavalescos,
como los Testamentos do Galo (el más antiguo en Galicia
de 1786), o los
Testamentos
do gato, como el de
Vilancosta publicado en 1884 por Marcial
Valladares (Biblioteca de las tradiciones populares españolas,
tomo IV, 1884, pp. 84-85), o el de Alongos (1886), mencionado
por Valladares y publicado por Lamas Carvajal en O Tío Marcos d’a
Portela (nº 118, 07/03/1886, pp. 5-6). Sin embargo, ninguno de ellos se aproxima ni
remotamente a la complejidad estrófica y escénica del
Entremés famoso, cuyos únicos paralelos gallegos se
encuentran en el
teatro de los jesuitas y en algunas piezas
recientemente descubiertas.
Los jesuitas
utilizaron en algunos casos el gallego en su teatro, y en la
Comedia de la invención de la sortija (Monforte, 1594
), su
autor incluyó un paso o semientremés de 52 versos en gallego (Entremés
de Janiño y los pastores). En lo que se refiere a las obras
compuestas completamente en gallego, cronológicamente la primera de
ellas es el Diálogo de Alberte e Bieito (1495-95
),
relacionado con el Conde de Gondomar, seguido por el Entremés de
los gallegos (ca. 1640-50 ), quizá jesuita, breve pieza con tres personajes
y músicos que
se conserva en una colección de entremeses y bailes manuscrita
procedente de la biblioteca
del Duque de Osuna e Infantado, biblioteca de la que también
procede el Entremés famoso sobre la pesca del rio Miño o
Contenda dos labradores de Caldelas (la colección actualmente en la Biblioteca
Nacional, MSS/15403 (olim. Xx. 155), fols. 96v-98r).
Otro paralelo, aunque posterior, es el Entremés gallego
de Salvador Francisco Roel
, representado en A Coruña en 1707 en
el curso de los festejos por el nacimiento del príncipe Luis
Fernando (futuro, y efímero, Luis I) e impreso en Santiago por Benito Antonio Frayz,
obra que
encontré en octubre de 2017 formando parte de un volumen
facticio de comedias sueltas reunidas para su venta en Madrid en
1712. Una pieza de gran interés ya que es el primer texto
teatral conservado impreso en gallego y el primer texto autónomo
impreso en gallego en cualquier género, prueba además de la
existencia de una tradición entremesística en gallego que
pervivirá en el siglo XVIII en las Loas del cura de Fruíme,
las representaciones de José Cornide en Sada, los autos de San
Roque en Ourense
y el teatro popular
(Entremés de Susana e Lourenzo
, Entremés de Bora
y Entremés de Toribio
).
Todos los
datos indican que desde finales del siglo XVI existieron en
Galicia representaciones en gallego de piezas breves como
Entremeses y Loas que se representaban en muchos casos como
complemento de las populares comedias españolas, comedias que en
el siglo XVII ponían en escena las compañías profesionales
foráneas que recorrían el país, y en el XVIII vecinos y
actores
semiprofesionales de las villas y ciudades gallegas,
los cuales probablemente se formaron como intérpretes en las
representaciones de esas piezas breves y en el teatro
universitario o en el de los
colegios de los
jesuitas y los
benedictinos.
Por otra
parte, el descubrimiento de la Representación a San Roque
ourensana (ca. 1710
)
demuestra también la existencia de obras más extensas, con los
tres actos clásicos, un número importante de personajes y el uso
de un gallego correcto, puesto en boca de personajes populares
(el pastor Bacallán) y con cierta intención cómica pero sin
sentido burlesco ni ridiculizador.
__________________________
[1] Al
respecto, véanse también, entre otros, los testimonios aportados
por Saco y Arce en su Literatura popular de Galicia, y por Valentín Lamas Carvajal en O Tío Marcos d’a Portela, o el de Carré
Aldao quien habla en su Memoria crítico-bibliográfica del
teatro regional de pequeños pasos en gallego que había visto
representados en las tabernas, y en la Geografía de Galicia
de representaciones en las aldeas cercanas a Coruña. En
zonas adyacentes de Galicia como el Sayago y Aliste (Zamora) y
la terra de Miranda (Trás-os-Montes, Portugal) tenemos
también noticias de la existencia de un teatro popular, con
escenografía en tablados, carros y turreiros, y se
conservan fotografías y descripciones etnográficas de
las representaciones, así como los textos manuscritos (cascos, en
Portugal) utilizados en algunas de
ellas. |
Boletín Oficial de la Provincia de La Coruña,
20 de Enero de 1867
Entremés de los
gallegos
BNE MSS/15403, fol.
96v
Entremés
gallego
de Salvador
Francisco
Roel (1707)
Representación a San
Roque, Ourense, principios del siglo XVIII.
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