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Juegos de Sortija
En los siglos
XVI y XVII están abundantemente documentados en Galicia (Santiago,
Pontevedra, Coruña, Monforte, Pontedeume, Tui, Baiona, Mondoñedo, Betanzos...), los denominados
juegos de sortija, antiguos pasatiempos ecuestres caballerescos que
habían adquirido en esta época naturaleza parateatral, tanto por la
espectacularidad de las máscaras y vestimentas que en ellos se
utilizaban como por el empleo de imaginería emblemática (invenciones,
divisas, jeroglíficos...) y de letras o coplas que los
participantes recitaban antes de iniciar su cabalgada para ensartar la
sortija. En ciertas ocasiones, además, las sortijas se convirtieron en
pretexto para auténticas fiestas teatrales, como sucedió en la
Comedia de la invención de la Sortija de Monforte de Lemos (1594)
.
Derivaciones de los
bofordos y torneos medievales, las sortijas eran espectáculos
deportivo-ecuestres en los cuales jinetes al galope tenían que ensartar
con su lanza un aro metálico (la sortija) que colgaba a cierta altura en
el recorrido de la cabalgada, normalmente en un arco de madera más o
menos engalanado. No son, por supuesto, exclusivas de Galicia, y
pervivieron hasta la desaparición de la caballería como cuerpo militar
(en Galicia, la noticia más tardía que conozco es la sortija viguesa de 1877, para la cual se levantó un arco de
triunfo). Todavía perviven en algunos lugares de España como Ciutadella
(Menorca) o Fuente de Piedra (Málaga), y también en otros países (la
sartiglia del carnaval de Oristano (Cerdeña) y las sortijas
gauchas de Argentina y Uruguay), pervivencias a las que habría que
sumar las carreras de cintas, que derivan de ellas.
El ganador de la
sortija era el jinete que más veces conseguía ensartarla en un determinado número de carreras estipulado de antemano, pero,
como en los torneos,
generalmente había también premios para el caballero mejor ataviado,
para el que hacía la mejor entrada en el recinto de juego y
para las invenciones y las letras que llevaban, algunas de las cuales se han conservado (en
Galicia las del
capitán Pena para la sortija de Baiona de 1605, por ejemplo). Como los
toros y los
juegos de cañas,
las sortijas eran auténticos espectáculos de masas y todas las
fuentes coinciden en la gran afluencia de público a los mismos y la necesidad de
levantar gradas y palcos para acomodarlo.
En Galicia los
datos más abundantes son los de Santiago, donde las sortijas se corrían
en las fiestas del Apóstol y en las de San Roque. La noticia más antigua
del juego se encuentra en el consistorio del 15 de julio de 1545,
figurando posteriormente citado habitualmente en las actas municipales
que se refieren a las fiestas. Sin embargo, es posible que las hubiera
antes, ya que Antonio Neira de Mosquera menciona un juego de cañas en
1508, con datos tomados probablemente de los folios, hoy desaparecidos,
del Libro de Consistorios de 1502-14 (Archivo Universitario A.M-2).
El juego se hacía en la plaza del Obradoiro, y de su mantenimiento se
encargaba desde 1564 la Cofradía de Santiago, o de los
caballeros, fundada por Rodrigo Osorio de Moscoso, Conde de Altamira, e
integrada solo por los nobles de la ciudad. Como los juegos de cañas a
los que iban unidas, las sortijas desaparecieron a mediados el siglo
XVII (en el siglo anterior ya había dejado de hacerse la carrera hípica
del Cendal). En 1634 hubo una primera suspensión por un conflicto
con la Inquisición sobre la ubicación del palco del Santo Oficio. En
1643 aún se celebró la sortija, pero al año siguiente sabemos que se
suspendió por falta de financiación y
desde entonces prácticamente desaparecen las menciones en la
documentación compostelana, aunque todavía en 1657 en un cabildo
catedralicio se ordena que: ningún capitular asista o corra montado a
caballo en ensayos, justas u otras fiestas semejantes (…) a correr
sortijas, en máscaras..., y en algunos relatos de la visita de la
reina Mariana de Neoburgo en septiembre de 1690 se menciona una sortija.
En Pontevedra
también las tenemos documentadas, por ejemplo en la visita del arzobispo
Maximiliano de Austria en 1603 (tuvo lugar en la plaza de la Herrería,
acompañada de máscaras, danzas, música y un banquete pantagruélico para
terminar). Tanto las sortijas como las cañas las organizaba en
Pontevedra la Cofradía de San Bartolomé, integrada por nobles de la
villa y de diez leguas a la redonda (hay noticias de ellas en los
Libro de Acuerdos de la cofradía hasta bien entrado el siglo XVIII).
En Betanzos las
sortijas se hacían en el Campo de la Feria y su Paseo de la Dehesa,
mantenidas por la Cofradía de San Roque, fundada en 1579 y en cuyas
ordenanzas se estipula la obligación de los cofrades de participar en la
sortija, organizada por el Mayordomo:
Iten hordenaron e mandaron que atento quel Señor Rodrigo Freire de
Andrade en la primera institución desta Santa Cofradia propuso e firmó
mantener un juego de sortija el día de la festibidad del Senor Sanrroque
y otros muchos cofrades ansimismo firmaron salir ventureros al dicho
juego y otras cossas segun se contiene en el asiento que sobre ello se
hiço, el qual otorgaron y quisieron se elebase a debida execucion ansi
los que agora son como los que se obligaren de aqui adelante.
[Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 6, folio 130v, del notario
de Betanzos Juan Pérez Álvarez, año 1579].
Acudían a la sortija
de Betanzos los caballeros ventureros que desfilaban en cavalgada,
identificados mediante plumas en las
gorras o sombreros que truxeren, e intervenían tres o cuatro
jueces. Estos caballeros ventureros eran nobles aficionados a dicho
juego que concurrían a las sortijas gallegas. Conocemos los casos del
hidalgo de Allo (Vimianzo), Alonso
Gómez de Riobóo o Moço (segunda mitad del siglo XVI): "hombre de extraordinarias fuerzas corporales que
acometía lobos y jabalíes. Gran jinete y corredor de sortija...", y
de Juan Varela Mariño, señor de Goiáns (Boiro) y dueño de "dos lanzas de
correr sortija" inventariadas en su pazo en 1674.
En Tui tenemos datos
de una sortija durante las fiestas de la Virgen del Rosario de 1596 en
una carta de Baltasar de Pazos y Figueroa en la que escribe al Conde de
Gondomar, invitándolo a honrar nuestra fiesta de nuestra señora del
Rosario, que es a ocho, y pidiéndole que fuese juez de su
sortija. Las sortijas siguieron haciéndose en la ciudad hasta el siglo XVIII y consta la celebración
de una en la Corredera el 4 de julio de 1732, en el contexto de las
fiestas con las que se celebró la toma de Orán (AMT, Libro de
acuerdos de 1732. Sig. 5676-1. Relazion puntual de
las fiestas executadas por esta Muy Noble Leal y Antigua Ciudad de Tuy,
por la feliz milagrossa restaurazion de la Plaza de Orán..., fol.
138).
El conde de Gondomar D. Diego Sarmiento de Acuña, muy aficionado a los
espectáculos ecuestres, asistió a la sortija tudense de 1596, y él
mismo las patrocinaba en su villa de Baiona. El 25 de julio de 1596 se hizo
una en la localidad (véase la
carta del licenciado Pedro Obeso de Oriona),
y tenemos noticias de otra en 1605 para festejar el nacimiento del príncipe Felipe
(futuro Felipe IV), según consta en una carta que Domingo Álvarez le envío
a Valladolid al
conde de Gondomar desde A Coruña el 2 de septiembre de 1605:
En Bayona hubo
una fiesta de sortija donde fue padrino el buen capitan Pena, que por
ser fiesta hecha por el nacimiento del principe nuestro señor y en
tierra de V.md. doy quenta della. Es el caso que el dicho Pena entro en
la plaza con su lanza y en ella puestas las coplas que van con esta, que
dio al capitán Grijalva que hera juez y en dandolas corrio treinta
carreras abajo y arriba que valieron toda la fiesta por que no se olbidara de su pohessia. [Correspondencia
del conde de Gondomar, 1600-1610, Real Biblioteca, II/2113, nº 77].
En A Coruña hay
noticias de cañas y sortija en la plaza de la Harina en 1629 con motivo
de las fiestas de la Virgen del Rosario, y se mencionan también juegos de Sartiga en
las crónicas de los festejos que se hicieron en
la ciudad en septiembre de 1690 para festejar la llegada a Galicia de la
reina Mariana de Neoburgo, mujer del Carlos II.
También en Pontedeume tenemos noticias en el Libro de cabildo de la Compañía de
San Roque (Archivo municipal, sig. nº 334) de las sortijas que se
hacían en las fiestas del Santo, venerado por la protección que,
según creencia popular, había dispensado a la villa en la peste de 1517.
En las Constituciones de la cofradía de 1624 se menciona la obligación
del mayordomo de: hacer las fiestas de comedia, sortija, mascaras y
los mas regocijos que se suelen hacer, y la del vicario de: arar y
limpiar de piedras la carrera para la sortija. No está claro hasta cuándo pervivieron las sortijas de San Roque en Pontedeume.
Pérez Costanti supone que desaparecieron en el siglo XVII, pero tenemos una noticia tardía
de su celebración en el Recibimiento al arzobispo Rajoy,
que visitó la villa en 1761 para consagrar la iglesia parroquial de
Santiago, cuya remodelación había patrocinado.
Sabemos que en Lugo
se hicieron dos sortijas "una burlesca y otra seria" en las
fiestas por la inauguración de la capilla de la Virgen de los Ojos
Grandes (15-30 de agosto de 1736). Dichas sortijas eran frecuentes en
Lugo en el siglo XVIII en las celebraciones de natalicios regios y
proclamaciones de reyes. En 1746 se planeó hacer una durante los
festejos para celebrar la coronación de Fernando VI como Rey de España,
aunque hubo que suspenderla a causa de la lluvia, y las noticias llegan
hasta 1789 cuando se hizo otra, mantenida por el caballero D. Cayetano
Felipe Gil y Ortega, con motivo de la proclamación como Rey de Carlos IV.
En Mondoñedo hay
menciones de una sortija con invenciones entretenidas el 27 de
agosto de 1637 con ocasión de la visita a la localidad del obispo de
Oviedo, que lo había sido antes de Mondoñedo, D. Antonio Valdés Herrera,
y de otra en 1731 en las fiestas por la inauguración del convento
franciscano femenino de San Pedro de Alcántara.
En Monforte
conservamos una descripción pormenorizada de los toros, juego de cañas y
sortija que se hicieron en 1620, siendo el Conde de Lemos mayordomo de
las fiestas de la Virgen del Rosario. El autor de la relación de las
Fiestas que hicieron los Condes de Lemos en la villa de Monforte en
Galicia, á la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, siendo mayordomos de
la cofradía; año 1620 (Ms. de la Academia de la Historia), dice de la sortija
lo siguiente:
Viernes siguiente se concertaron de rrepente algunos cavalleros de
salir á corer lanzas y la falta de libreas suplieron las rriqueças
de los vestidos, la multitud de las plumas, la hermosura de los
cavallos y vizarria de los cavalleros, mostrado bien ser hombres de
acavallo, ansí á la brida como á la gineta. Fenecida la sortija, se
entro en un festin emplaçado en una sala capaz y rricamente adornada
de colgaduras de brocado bordadas de oro, tan alegre y llena de luz
que ygualara á la claridad del día…
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Luis XIII de Francia
jugando la sortija.
PLUVINEL, Antoine,
L'instruction du Roy en l'exercise de monter à cheval (ed. de
Frankfurt, 1640)
La Sensortilla de la
Festa de S. Joan de Ciutadella (Menorca)
La Sartiglia de
Oristano (Cerdeña) |