Moros y Cristianos en Galicia

Norte de Portugal

   En la región norte de Portugal perviven en la actualidad cinco representaciones de Moros y Cristianos: Neves y Portela Susã (Viana do Castelo), Crasto (Ribeira, Ponte de Lima), São João de Sobrado (Valongo) y Penafiel (cf. FICHAS), y tenemos además noticias de otras hoy desaparecidas. He podido reunir noticias de    representaciones en la zona, algunas desconocidas en la bibliografía especializada portuguesa como la Scêna do Alcorão que Bernardino José de Faria documenta en Póvoa de Varzim hasta mediados del siglo XIX (cf. Base de Datos).

 

   Como en Galicia y otros muchos lugares las noticias más antiguas proceden del Corpus, ​con datos que se remontan a 1532. En esa fecha está documentada en el Corpus de Braga una "mourisca no dia de Corpo de Deus, e noutros dias d'estas festas", mourisca que era una danza pero precedida de una batalla de moros y cristianos. A finales del siglo XVII el Padre capuchino francés François de Tours que peregrinaba a Santiago de Compostela describió con detalle la representación en su Diario de viaje:

   "Después de este jinete [San Jorge a caballo], seguían dos compañías de soldados, una de cristianos y otra de moros, cada una de las cuales tenía un general al frente, ambos muy bien montados. Estando frente al palacio arzobispal desmontaron, y después de entregar sus caballos a un negro, hicieron una profunda reverencia a los sobrinos del Arzobispo, ya que el Arzobispo estaba en cama porque estaba enfermo y no podía estar en esta ceremonia. Y en ese momento los cristianos y los moros se dispusieron a luchar. Los moros tenían sables y escudos; los cristianos tenían picas cortas. Después de haber competido entre sí, un moro tocó la trompeta, que era la señal para luchar. En aquel momento vimos a los cristianos y a los moros mezclados entre sí, peleando, pero con tanta habilidad, que era maravilla que no se hicieran daño, lo cual dio sumo placer, y después de pelear por un tiempo considerable, cada cristiano tomó cautivo a un moro; Los dos generales quedaron solos y lucharon entre sí durante mucho tiempo, pero finalmente el general de los cristianos tomó cautivo al general de los moros. Terminado el combate, todos los moros trajeron sus sables y escudos a los pies del general de los cristianos, y entonces todos comenzaron a bailar. Eran quince contra quince ".

   Al siglo XVI se remontan también las mouriscas de OportoGuimarães, la Danza mourisca / Baile dos Turcos de Penafiel es anterior a 1657, y la documentación gallega prueba que el Auto da Turquía que todavía se representa en Crasto (Ribeira, Ponte de Lima) ya se hacía en 1603, puesto que menciona en tono jocoso su existencia en la zona el noble gallego D. Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar, en una carta a Juan de Amézqueta fechada en Vigo en diciembre de dicho año.

  Desde el siglo XVIII están documentados los Bugios y Mourisqueiros de São João de Sobrado (Valongo), pero las restantes representaciones actuales solo pueden rastrearse documentalmente desde principios del siglo XIX. La mayoría de ellas se basan en las historias y leyendas del ciclo carolingio-jacobeo medieval y, como sucede en el Auto de Floripes de Neves y sus derivaciones, los protagonistas son Carlo-Magno, el almirante Balán, Fierabrás, su hermana Floripes, Reinaldos, Roldán, etc. Hemos visto que dicha temática se inserta en el contexto jacobeo desde fechas tempranas en relación con las leyendas hispano-francesas sobre la expedición militar de Carlomagno en España contra los musulmanes y el descubrimiento del Camino de Santiago, pero su popularización en el teatro hay que ponerla en relación con la difusión de la traducción castellana que Nicolás de Piamonte hizo en 1521 de la Histoire de Charlemagne de Jean Bagnyon (ca. 1465-70). Impresa por primera vez en Sevilla con el título de Hystoria del emperador Carlomagno y de los doze pares de Francia, et de la cruda batalla que uvo Oliveros con Fierabrás, rey de Alexandría, hijo del grande almirante Balán, tuvo numerosísimas reimpresiones y la tradujo al portugués Jeronymo Moreira de Carvalho. En Portugal la obra tuvo varias secuelas como la S egunda parte da História do Imperador Carlos-Magno e dos doze pares de França, obra también de Moreira Carvalho (1º ed. Lisboa, 1737, reimpresiones en 1784, 1799 y 1863), y la Historia nova do Emperador Carlos Magno, e dos doze pares de França de José Alberto Rodrigues, impresa en Lisboa en 1742. Sus textos fueron extraordinariamente populares en Galicia y Portugal y son la base de los libretos (=cascos) de la mayoría de las representaciones portuguesas actuales y también de algunas gallegas.

  ​En otras regiones de Portugal, las mouriscadas gozaron también de gran popularidad y se hacían así mismo en el Corpus como lo prueba un documento de hacia 1517 en el que se menciona en Coimbra una danza “amouriscada dos sapateiros”. La denominación mouriscada o danza / farsa mourisca aparece en Portugal para referirse tanto a los simulacros dramatizados de batallas entre “mouros e cristãos” como a las danzas ejecutadas por danzarines vestidos “à mourisca”, o, en ocasiones, por moros auténticos (denominados horros, había varios miles en Lisboa a finales del siglo XVII). Ambos tipos están documentados en las procesiones del Corpus desde el siglo XVI y fueron muy frecuentes en las touradas nobiliarias portuguesas de los siglos XVII-XVIII en las que no solía faltar una mouriscada. 

 Para Tomaz Ribas las mouriscadas en su origen eran auténticas danzas de moros (como las de judíos atestiguadas en la documentación medieval portuguesa, por ejemplo en la celebración de la victoria de D. Afonso IV en la batalla del Salado o en la Chronica de Ruy de Pina). Estas danzas acabaron convirtiéndose de “danzas de moros” en “danzas contra los moros” en el contexto de festejos de tipo jacobeo-carolingio, pero no hay que confundir a las danzas en línea de tipo pírrico típicas del Corpus con las mouriscas lisboetas del siglo XVI, danzas sociales y cortesanas. En ocasiones las danzas mouriscadas dieron lugar en Portugal a espectáculos más desarrollados, con asaltos a fortalezas y castillos reales o de ficción. Al menos desde el siglo XVII se celebraba en Montemor-o-Velho (Coimbra) la Festa do Abbade Joao de Montemór (10 de Agosto) en la que se armaba un castillo que era asaltado por los moros y defendido por las gentes del santo Abad dando lugar a un Auto teatral, que se representó hasta 1852, se recuperó en 1863 y pervivió al menos hasta 1875 (cf. BRAGA (1898), pp. 56-57). 

 En relación con las mouriscadas hay que poner también representaciones como el Combate de Turcos e Cristãos de Quelfes (Olhão, Algarve) y, en la zona que nos ocupa, el Rei da Mourama de Viana do Castelo, una ​danza-representación de Moros y Cristianos con diálogos en verso que se hacía en el transcurso de la procesión de la Virgen del Carmen. Teófilo Braga la describe así a finales del siglo XIX:

    "...especie de rusga entre catholicos e mouros, os quaes, como era logico, apanhavam grossa pancadaria dos defensores da fé, no meio de muita algazarra dos espectadores devotos. Note-se, que para que o cunho nacional estivesse ali eficazmente impresso, esta contenda era toda obrada em redondilhas toantes, misturando-se piedosamente as lôas á Virgem com as petulantes chufas que os nossos iam jogando á soffredora mourisma". 

    Como en el caso de las danzas de espadas, algunos autores han considerado a las danzas de pauliteiros (con palos) relacionadas con las danzas moriscas y las representaciones de Moros y Cristianos, y en el caso de Miranda do Douro, Rodney Gallop afirmó en los años 30 que la danza de los pauliteiros es en realidad una Morris dance (cf. GALLOP (1934), p. 128). Se trata de una afirmación algo aventurada, ya que no hay referencias a los moros en la vestimenta de los danzantes ni en la tradición oral, pero es cierto que en el lhaço conocido como el Salto ao Castelo (cf. Foto), los bailarines construyen una torre humana y uno de ellos salta la torre imitando el asalto a un castillo, lo cual podría emparentar este lazo con las danzas mouriscas (cf. ALGE (2004), p. 136). António Pinelo Tiza, siguiendo a António Maria Mourinho, describe así el Salto:

    "De entre os laços exclusivos de Miranda do Douro, destaca-se o Salto do Castelo pela sua espectacularidade e grande entusiasmo que desperta na assistência que, segundo António Maria Mourinho, “outra coisa não é do que uma verdadeira torre humana, em que dois homens fazem de suporte e outros dois cavalgam sobre os seus ombros; desenvolvendo a dança, outro se coloca de burro entre os quatro, um outro à retaguarda e um outro dançante à frente, os quais têm por missão lançar e receber o que vai pular o “castelo”, dando um salto mortal verdadeiramente espectacular por cima de todo o grupo”. O laço está nitidamente marcado por um cunho guerreiro, o que Mourinho confirma: “o Salto do Castelo é um bailado pelos pauliteiros, em que os dançadores simulam o assalto a uma fortaleza e a dominam e terminam com o baile da vitória”.

    Estas danzas de pauliteiros existen o existieron en varios lugares del concejo de Miranda do Douro (Palaçoulo, Duas Igrejas, Malhadas, Fonte de Aldeia, Cércio, São Martinho de Angueira, Granja, Picote, Constantim, Póvoa y Sendim), y las hay también en otros concejos del distrito de Bragança (Mogadouro, Bragança y Macedo de Cavaleiros). Existieron también en Vimioso y en las zonas zamoranas de la raya (comarcas de La Guareña, Tábara, Muelas del Pan, Almaraz de Duero, etc.., en las cuales subsisten en cuatro localidades), en todos los casos con características muy similares a las portuguesas en la vestimenta, los lazos, el número de danzantes (siempre 8) y el repertorio musical. No está clara su antigüedad, que algunos suponen de siglos y con origen en el Corpus, como tampoco está claro el origen y la cronología de otras danzas europeas de moros con palos o espadas como las morris dances inglesas, las morescas italianas o la moreška croata -estas últimas con diálogos- ¿proceden de la Península Ibérica, como suele afirmarse, o son creaciones autóctonas en relación con la presencia de los turcos en la Europa de los siglos XVI y XVII?