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Danzas con diálogos
Las danzas de la
época aquí estudiada tienen siempre, además del componente espectacular
inherente al acto, un carácter dramático; ya que generalmente sus
figuras representan una historia, evidente por ejemplo en las danzas
moriscas o de turcos y en las danzas de espadas. Muchas de las danzas
gremiales gallegas (de arcos, espadas, palos, penlas... etc.) ya las he
mencionado en las páginas dedicadas al
Corpus, y aquí solamente me
referiré a aquellas que tienen, o pudieron haber tenido, diálogos
cantados.
Probablemente las
danzas de moros o turcos los tuvieron, y perviven en las
representaciones de
Moros y Cristianos actuales, y lo mismo
se ha pensado de danzas de espadas como la de Carril
.
En la actualidad la danza de Carril no se diferencia mucho de otras
danzas de palos y espadas. Tradicionalmente la hacían solo varones, a
las órdenes de un director que indica las figuras a realizar (el
caracol, la estrella...) y al son de una muiñeira específica, la
Farsa de Carril. Lo más original es la intervención del párroco
en el comienzo de la danza: cuando sale la procesión del templo, los
danzantes, que esperan en el atrio, realizan una genuflexión delante del
santo y presentan sus espadas ante él colocándolas cruzadas en el suelo;
comienza entonces la música y el sacerdote baila sobre las espadas unos
pasos de muiñeira y luego pasa por debajo del santo.
Aparentemente se
trata de una simple danza gremial, de las más de 30 que se conservan en
Galicia, pero el hecho de que se la denomine Farsa, y a los
danzarines farsantes, ha llevado a pensar (Rey Cebral y Costa
Vázquez-Mariño) que pudiera tratarse de la pervivencia de una antigua
representación teatral que en tiempos habría tenido diálogos, hoy
perdidos. No hay pruebas concluyentes, pero parece posible, y al
respecto hay que recordar que danzas similares, como la de As Areas de
Fisterra, formaron y forman parte de representaciones teatrales, y en
similar contexto jacobeo (cf.
).
Luis Costa señala que
los organizadores actuales de la danza interpretan la denominación
Farsa como sinónimo de fiesta, pero él no duda de su asociación con
representaciones teatrales: "Case con seguridade, antigamente, no día
do Apóstol se representaban en Carril autos sacramentais, así como
combates entre mouros e cristiáns, aos que dalgún xeito se asociaban á
danza de espadas. Como acontece aínda arestora na romería de Nosa Señora
da Franqueira, onde se intercalan a danza de arquiños e a representación
da disputa entre o mouro e cristián. Perdido hoxe calquera resto de eses
elementos dramáticos, perdura aínda esa acepción da farsa, asociada á
danza de Carril".
La denominación
Farsa es única en lo que se refiere a
las danzas de espadas en Galicia, pero en lo que se refiere a las danzas
de Damas e Galáns, son varias las
localidades gallegas en las que se denominan también
Farsas (Lavadores y San Roque (Vigo), Darbo (Cangas),
Negreira, Ames...), lo cual podría indicar que dichas danzas son también
estilizaciones bailadas de antiguas representaciones con diálogos (en el
caso de la Farsa de Santa Cristina de
Lavadores, recuperada en 2023 después de casi un siglo sin bailarse, su
antigüedad puede remontarse, como en Carril, al menos hasta el siglo XVII).
También se
representaban historias, generalmente con mímica expresiva y en
ocasiones con diálogos, en las denominadas Danzas de Matachines y
en los
Matachines reales, mojigangas dramáticas
bufonescas de probable origen italiano que tenemos documentadas en
Galicia en 1690 con motivo de las fiestas que varias ciudades gallegas
hicieron para recibir a la reina Mariana de Neoburgo.
Hubo una danza de matachines en A Coruña, de la cual el autor de las
Noticias de lo que se ejecutó en la Coruña con la
llegada de la Reina Mariana de Neoburgo, dice que fue "un
sarao de quatro sugetos y unos matachines, todo arreglado al clima de
Galicia"
, y también se hizo una en Compostela para
agasajar al hermano de la reina Mariana
.
En muchos casos estas danzas de matachines se hacían en el curso
de fiestas denominadas saraos, y tenemos noticias de algún sarao
en Galicia (sin matachines) para el que se hicieron coplas que se
conservan: se trata del "sarao tan de gala y tan ayrosamente
executado" que se hizo en Ourense el 7 de septiembre de 1704 en el
curso de los festejos organizados por la ciudad para celebrar el
nacimiento del príncipe Luis (hijo de Felipe V y futuro Luis I)
,
cuyas composiciones, obra probablemente del jesuita Luis de Losada, se
imprimieron en El Clarín de la fama y cithara de
Apolo : con métricos rasgos a las reales fiestas que en el felicissimo
nacimiento de el Principe N. Señor D.Luis Jacobo Primero el deseado
executó la...ciudad de Orense [Diego de Cossio y Bustamante,
Joseph Butron y Múxica, Santiago, Imp. de Antonio de Aldemunde, 1708,
pp. 96-97].
Otro caso de danza
con diálogos que tenemos documentado en Galicia en el siglo XVII lo
encontramos en Monforte, donde los criados del Conde de Lemos bailaban a
principios de la centuria una danza de peregrinos y donde
sabemos que los jesuitas hicieron, con motivo de la llegada a la
localidad en 1610 de
D. Diego de Guzmán y Haro, limosnero y capellán mayor de Felipe III, un
Diálogo y danza
sobre la peregrinación que D. Diego hacía a Compostela en nombre de los
reyes
.
En los siglos XVI-XVIII fueron muy populares en la Península las danzas
con diálogos cantados que se bailaban-representaban como prólogo o en
los intermedios de las comedias, y en la documentación gallega consta en
muchos casos la representación de "Danzas y comedias" o
de "Comedias y bayles", tanto a
cargo de compañías profesionales foráneas (Granados, Riaza, Salazar,
Hurtado, Ponce de León...) como de los niños de coro
(catedral de Ourense) o los alumnos de los colegios de los jesuitas (Monterrei,
Ourense, Monforte...), en cuyas aulas siempre se utilizó el teatro como
medio didáctico y se consideró a la danza, siguiendo al De ratione
discendi et docendi de Joseph de Jouvancy: "una diversión digna de un
joven culto y un ejercicio útil".
Entre las danzas que los comediantes
profesionales incluían en
sus espectáculos abundan las danzas o bailes
de gallegos, conocidas generalmente (fuera de Galicia), como
gallegadas. La mayoría de ellas son piezas que se burlan de los
gallegos y de su habla, y, como ya señaló en el siglo XIX Ramón Joaquín
Rodríguez en su
Diccionario Nacional de la Lengua Española, tales
danzas fueron inventadas ad libitum, puesto que en Galicia jamás
existieron semejantes bailes. Un ejemplo claro de
estas danzas de gallegos burlescas, con diálogos compuestos a
partir de una burda galleguización del
español combinada con voces dialectales asturianas y leonesas, es
La
Gallegada de Francisco de Castro presentada en 1704 en Madrid como
prólogo de la comedia de Tirso de Molina,
La gallega Mari Hernández.
Existen, sin embargo,
algunos ejemplos de danzas de gallegos que parecen haber sido compuestas
en Galicia y en las que se reivindica a los naturales del país. Es el
caso del Bayle de los gallegos de 1659 recogido en una
recopilación manuscrita del siglo XVIII (BnE Ms. 14851, fols. 112-113r
).
En la pieza la presencia del gallego es escasa (el estribillo, y algunas
frases cortas o palabras sueltas), pero no se trata de una pieza
burlesca; por el contrario parece claramente obra gallega ya que en los
diálogos se destaca el papel de los gallegos en la Guerra de Portugal
(1640-1668) y la danza termina con un elogio a Galicia puesto en boca de
las tres bailarinas: Ay! que Castilla sus hechos ensalza / pero
Galicia se lleva la gala.
En el baile intervienen tres gallegos y tres
gallegas que dialogan al tiempo que danzan, y unos músicos que tañen y
recitan una introducción. En el manuscrito conservado se indican las
figuras de la coreografía (cruzado, por dentro, corro
grande, dos corros, cada uno con la suya...), y los diálogos
tienen como hilo un estribillo en gallego imperfecto,
probablemente deturpado por el copista: Ea
galeguiños, ea! / dad nova embidia a Castela.
No consta que el
baile se hiciese en Galicia y probablemente fue pensado para danzarse en la
Corte, como reivindicación de las victorias gallegas en el frente norte
de la contienda con los portugueses. Tampoco sabemos cómo era la música
pero en la parte final de la danza la mayoría de los diálogos comienzan
con la exclamación Ay!, que lleva a pensar en los
bailes denominados del ¡Ay, ay, ay!,
los cuales tenían al parecer una tonadilla característica, hoy
desconocida pero que en la
época todos sabían:
Gallega: Ay! que no hay cosa que más alboroce,
que a los rebeldes cascarles la chola.
Gallego: Ay! que es gran gusto oír a los ciegos,
vender Relaciones de nombres gallegos.
Gallega 2ª: De soldadiños dad muestras muy grandes,
y en victoria ya no habrá más Frandes.
Gallega 1ª: De peregrino vino el rebelado,
y por aquesso le dimos Santiago.
Gallega 3ª: Ay! que ya dicen por todas las terras,
que todos somos gente de peleja.
Gallegas: Ay! que Castilla sus hechos ensalza,
pero Galicia se lleva la gala.
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El párroco de Carril
bailando en las espadas
Damas e Galáns de Darbo (Cangas)
Ms. del Bayle de los
gallegos (1659)
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