Notario de chismorreos

De toda palabra ociosa, darán los hombres cuenta rigurosa  [1]

   La función que Jaques de Vitry le adjudica a Tutivillus en sus exempla de principios del siglo XIII, es la de recopilar los chismorreos de los fieles en las iglesias: "Scribo ociosa verba que dicuntur in hac ecclesia…". Ese papel enlaza con la admonición evangélica (Mateo, 12, 36), que advierte a los humanos de que habrán de dar cuenta de sus chismes en el Juicio Final: omne verbum otiosum quod locuti fuerint homines reddent rationem de eo in die iudicii.     

  La misoginia medieval pronto enfocó esa labor de Tutivillus hacia las mujeres, consideradas chismosas y maledicentes por naturaleza, y ya en el siglo XIII tenemos imágenes en las que aparecen representadas específicamente en el Infierno las mujeres que hablaron en la iglesia (MULIER QUI IN ECLESIA LOQUTUR,  dice la inscripción de una Pala del Vaticano). Surge así en el arte el tema que los autores de habla inglesa denominan ‘Warning against Idle Gossip’. Especialmente popular en la Europa del norte (Inglaterra, Alemania, Dinamarca, Suecia…), su iconografía suele concretarse en la representación de dos o más mujeres sentadas en un banco de iglesia a las cuales un demonio incita al cotilleo, olvidando los rezos y la misa. En muchas ocasiones, aunque no siempre, este demonio aparece acompañado por otro, propiamente Tutivillus, que anota los chismorreos en un pergamino.     

  En el campo de los textos, ese rol de Tutivillus se manifiesta especialmente en los relatos de la Misa de San Martín que cuentan la historia de su diácono, Bricio, reprendido por el santo de Tours por reírse ruidosamente durante la Misa, el cual adujo como disculpa que sus risotadas se debían a que había visto a un demonio que apuntaba los chismorreos de unas comadres, y que, al estirar éste el pergamino con los dientes para poder escribir más en él, había provocado su rotura dando con su cabeza contra un muro [2]. La historia aparece en varios sermonarios, tratados morales y obras de teatro, en ocasiones atribuida a otros santos y sus acólitos, y tiene numerosas representaciones en el arte.    

  Fue también extraordinariamente popular en otras zonas de Europa. En Francia lo encontramos en muchas ocasiones en las pinturas murales de la región de Maine et Loire: Saint-Sulpice-des-Landes, Asnières-sur-Vègre, Souligné Flacé, Parné-sur-Roc…,  en las que la escena de las femmes bavardes aparece frecuentemente asociada con la Misa de San Martín y en ocasiones se integra en un ciclo con escenas bíblicas, santos locales y Dits ejemplarizantes como la Danza de la Muerte o el Encuentro de los tres vivos y los tres muertos.

   En algunos casos, especialmente alemanes, en los pergaminos que escriben Tutivillus y sus secuaces puede leerse en onomatopeyas el parloteo de las comadres: "blip blap / kl klaf wrer" [=bla, bla, bla...], dice el pergamino del demonio en un grabado del Museo de Gotha (ca. 1498); "lap lip lap" una filacteria en el fresco de Kriegenbrunn (último cuarto del siglo XV), y "bip, bap, lip, lap, tulle, tulle" el grabado de Hans Weiditz II de la Hofbibliothek de Aschaffenburg (ca. 1521). También existen casos suecos (BrösarpRute...) en los que el pergamino de Tutivillus está escrito con caracteres rúnicos sin significado, que aluden al parloteo femenino, y en Suecia y Finlandia es frecuente que la vitela esté llena de caracteres sin sentido (Kungs-HusbyEspoo...).

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[1] Pareado castellano que aparece en varias inscripciones (
San Esteban de Sos, Ayuntamiento de Salmerón, casa de Segura…), paráfrasis del texto evangélico de Mateo 12, 36: Y yo os digo que de toda palabra ociosa que hablaren los hombres habrán de dar cuenta el día del Juicio. Vulgata: Dico autem vobis quoniam omne verbum otiosum quod locuti fuerint homines reddent rationem de eo in die iudicii
[2] Geoffroy de Latour Landry, Le Livre du chevalier de la Tour Landry pour l'enseignements de ses filles (c. 1371), Capítulo XXVIII: De celles qui ne font que jengler aux esglises, y Capítulo XXIX: D'un exemple qui annt à la messe saint Martin.

Julio I. González Montañés 
jgmontanes@gmail.com