Románico
Aunque
el tema de Tutivillus no se populariza en el arte hasta la época gótica, existen en el
románico precedentes de demonios escritores de pecados y desde finales del siglo
XII tenemos pruebas textuales de la creencia en un diablo, todavía sin nombre,
dedicado a tomar nota de las
síncopas en los rezos de las Horas, y a llenar con ellas muchos libros al día:
Scribit defectus horarum daemon ineptus:Quotidie multos valet ex his scribere libros [1].
En el arte
encontramos a este demonio escritor, bien como sujeto aislado que se presenta con los
útiles de escritura, bien en representaciones del Juicio del Alma, en las
que comparece llevando un libro con los pecados del difunto para confrontarlos
con sus buenas obras, escritas por los ángeles. Al primer tipo
pertenece el demonio escritor de la portada de la iglesia de Santa María del Camino de Carrión de los Condes (Palencia, ca.
1135-65) y al segundo los del Liber vitae de New Minster
(Inglaterra, 1131), la fachada de San Pietro de Spoleto (Italia,
c. 1200) y la portada de Milstatt (Austria, c.
1170). Ya de principios del siglo XIII, pero con un lenguaje estilístico
románico, son el caso germano del coro de la catedral de Bonn y los gallegos de Santo Estevo de Ribas de Miño (Escairón, O Saviñao-LU), y San Juan de Portomarín (Lugo), los tres de principios del siglo XIII y todos teniendo como pendant un ángel
recolector de las buenas obras.
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[1] Guillermo Raymond de Maguelone, Admonitio ad Clerum de Modo
dicendi Horas,
(c. 1190-95).
Julio I. González Montañés
jgmontanes@gmail.com