Tutivillus en
el teatro
Entre las
variopintas huestes infernales que pueblan la escena medieval, ocupa un lugar
muy importante, especialmente en el teatro inglés, el demonio Tutivillus / Titivillus, encargado, como en el arte y los sermones, de presentar en el
Juicio Final los rollos de pergamino en los que él y sus ayudantes han ido
anotando las palabras omitidas en el coro y en la misa por los clérigos poco
cuidadosos y las expresiones indecorosas pronunciadas por los fieles en los
templos.
Los autores
teatrales recogieron sin duda la historia de los tratados homiléticos, pero al
adaptarla a la escena la transformaron convirtiendo a Tutivillus en un personaje
cómico y subversivo que explica su cometido en una mezcla de vernáculo y latín
macarrónico y supera el papel que juega en los sermones, ya que no se limita a
llevar las omisiones y los chismorreos, si no que carga en su saco la nómina
completa de los pecados de la humanidad: My name is Tutivillus/ My horn is
blawen/ (...) briefs in my bag, man of synnes dampnabill, dice, como
hemos visto, el propio Tutivillis en el Iudicium de los
Towneley Plays (nº XXX, vv. 212 ss.), al tiempo que uno de sus ayudantes se queja de que tener
que llevar más sinners’ rolls de los que puede cargar [1].
Tutivillus aparece
también en el Morality Play inglés
Mankind [2], escrito hacia
1465-70, época en la que nuestro diablo debía de ser un personaje popular en
Inglaterra, ya
que, en el intermedio de la representación, los actores que representaban a los Vicios
aprovechaban para hacer una colecta entre el público, instando a los
espectadores a
pagar para ver el “abominable aspecto" [abhomynabull presens] del diablo
Titivillus, al que describían como "a worschyppfull man (…) with a hede pat is
of grett omnipotens" [un hombre notable... con una cabeza que es de gran
omnipotencia, (1. 454-56)]. El demonio aparecía en escena presentándose: Ego
sum dominancium dominus and my name ys Titivillus [=Yo soy el Señor de los
señores y mi nombre es Titivillus], y los Vicios, en un recurso todavía
muy utilizado en el teatro de títeres e infantil, invitaban al público a hacerse
cómplice de Titivillus y no dar la voz de alarma avisando de sus intenciones a Mankind, al cual Tutivillus intentaba engañar, estableciéndose un diálogo
entre que ocupa buena parte del segundo acto de la Moralidad.
En la época isabelina,
su nombre aparece mencionado en el
Epicoene de
Ben Jonson, en la comedia Ralph Roister Doister
de Nicholas Udall (Titiuile),
en la anónima
Godly Queen Hester
(Tuta villus), y en Twelfth
Night y Enrique IV
de Shakespeare (Tillyvally/Tillyfally),
si bien en estos casos la referencia no es a un personaje de la obra sino una exclamación
utilizada para rechazar algo por impertinente o sin interés.
En Francia
interviene Tithinilus en el
Mystere de l'assomption de la Vierge como notaire et greffier des Enfersy Satán presenta la acusación contra
la humanidad Signé de nostre abhominable Secretaire Tithinilus. Con el nombre de Titynillus aparece
en el Mystère de Saint Louis
(c. 1470, 232 personajes, 20.000 vv.) al comienzo
de la segunda jornada, en una única intervención de 34 versos en los que se
refiere a su papel de anotador de síncopas en el coro y las Horas, y al saco en
el que guarda su recolecta:
Et ay mis en j. papier groz
En escript lez vers et lez mos
Qu'ilz ont laissé choir en disant
Leur heurez : g'y estoye duisant,
Qui m'eust laissé jusqu'à demain.
Vés-en cy j. grant sac tout plain.
También hace su
aparición en la diablerie del
Mystère de Saint Martin representado
en Seurre en 1496 y, aunque sin precisar nombres, en los Miracles de Ste. Geneviève una indicación escénica ordena que durante un
intermedio en la acción los demonios se sienten y estudien sus rollos con la
relación de los pecados, preparando la acusación contra la humanidad [3].
Muy popular
debió de ser así mismo el personaje en Alemania, ya que aparece en varias piezas
teatrales del siglo XV en las que se le llama generalmente Titinil (
Pfarrkircher y Haller Passionspiele, Teufelscomödie de 1514), Tutivill (
Erlauer Spiele)
o Tutvill/Tutevillus (
Redentiner Osterspiel). En la titulada Künzelsauer
Fronleichnamsspiel
(1479) su nombre es Thuttwil y conforta a la Magdalena con
los siguientes versos:
Ia, du
minincklichs frawenlein,
du solt deines leibs geweltig sein
und solt in breisen,
das wil ich dich wol underweisen.
vor andern frawen,
das dich die iungling gern schawen.
Por lo que
respecta a la Península Ibérica, no he podido encontrarlo en el teatro. En la Representacio de la tentatio que fonch feta a nro. se. xpt", escenificada en Mallorca, hay, como en otros casos europeos, un “consejo de
demonios” para preparar estrategia de la tentación “y aisutant y moltas
peroreccions dels peccats mortals" [4] pero ninguno de los siete demonios
que forman el consejo es Tutivillus, el cual solo aparece nombrado en dos textos
peninsulares: el catalán
Recull de Eximplis (principios del siglo XV), una
traducción del Alphabetum Narracionum de Arnoldo de Lieja en la que se le
llama Titelino/Titulinus, y en la Callioperria de Juan de Vergara (+1522, se le nombra como Titiuillus)
[5].
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[1] El importante
papel que Titivillus juega en el Towneley Iudicium se analiza en
HICKS, (1990).
[2]
Vid. SMART (1917),
pp. 21-25 y ASHLEY (1975). El texto en edición crítica en EETS, 1969.
Reproducido, con traducción de Rick McDonald al inglés moderno en: http://research.uvu.edu/mcdonald/3610/mankind.html
[3] Texto
en JUBINAL, Achille, Mystères inédits du XVe siècle, Téchener,
París, 1838, I, p. 232. También en el
Mystère des Actes des Apôtres (Simon Gréban c. 1472-78), Satán
insta a uno de los demonios a que busque en sus libros faltas de San
Pablo para poder chantajearlo.
[4]
Texto en LLABRÉS,
Gabriel, "Consueta de la representatio de la tentació que foch feta a
nro. sr. xto. ara novament feta per lo reverend Para Fra Cardils, mestre
en theologia", en: Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, vol. 13
(1905), p. 129.
[5]
Distinto es el caso del Titillitium o Titivilicio de los Diálogos escolares de Juan Luis Vives, ya que no se trata de un
demonio sino del nombre de un estudiante que alude, siguiendo a Plauto y
sus derivaciones, a su poca importancia.
Sin nombrarlo, se
recoge también la historia del demonio recolector de omisiones que
estira el pergamino con sus dientes hasta romperlo en el
Libro de los exemplos por
A.B.C.de Clemente Sánchez Vercial (principios del siglo XV);
en el
Espéculo de los legos(trad. castellana de mediados del siglo XV
del Speculum Laicorum latino de finales del siglo XII); en el Fructus Sanctorum
de Alonso de Villegas (1594);
en
El donado hablador, de Jerónimo de Alcalá Yáñez (1624) y en
algunas biografías de San Isidro, patrón de Madrid (véase la de J
erónimo de Quintana de 1629).
Julio I. González Montañés
jgmontanes@gmail.com